
Los seres humanos tenemos en nuestra misma persona una estructura de familia. Nuestro nombre revela cuál es nuestra identidad.
Los seres humanos tenemos en nuestra misma persona una estructura de familia. Nuestro nombre revela cuál es nuestra identidad.
Parece que seguimos pensando que la maternidad es cosa sólo de las mujeres, y que ellas son las únicas responsables de la existencia de un embarazo, así como de las consecuencias presentes y futuras de esa realidad.
Volviendo al inicio de este artículo, ¿por qué esas mamás y los papás de esos videos rebosan de alegría, gozo y felicidad por sus criaturas? Porque es lo que va conforme a la naturaleza humana, es decir, formar una familia; criar y educar a los hijos.
Es natural que quienes forman un hogar piensen en la responsabilidad con la que se comprometen, primero con el cónyuge y luego con la posible prole. Esto es lógico y loable, pero es miope esa visión porque es indispensable tener consciencia de que es cierto que la familia es célula de la sociedad, y la propia familia influye para bien o para mal en el entorno. Y es de desear que influya para bien.
Tanto la maternidad como la paternidad son dos formas de liderazgo. Los hijos aprenden del modo como lo realizan los padres. Y aprenderán que el liderazgo no es exclusivo de un modo de ser, así se alejan de los modos dictatoriales. Si las relaciones del padre y la madre son buenas aprenderán que se pueden tener distintos modos de resolver los asuntos y eso no causa pugnas. Entonces los hijos aprenderán a escuchar distintos enfoques para elegir el mejor.
Los hijos entenderán que el hombre y la mujer son diferentes, pero se pueden complementar. Descartaron la lucha de sexos, no aceptarán ni el machismo ni el feminismo sino la colaboración de los dos puntos de vista. Estos ejemplos los preparan a ser ciudadanos con mente amplia, capaces de escuchar a todos. No buscan igualdad, saben de sobra que las diversas opiniones enriquecen y abren posibilidades.
La vida de los pueblos se mejora cuando todos los ciudadanos participan, consolidación las instituciones. Se defiende el estado de derecho, la división de poderes y la capacidad de escuchar a todos para elegir las mejores propuestas. Así es más fácil forjar una patria acogedora.
Hay líderes ejemplares como lo fue Angela Merkel, canciller de Alemania por quince años, se inspiró en principios cristianos. Reconstruyo su patria después de la guerra y promovió el entendimiento entre las naciones. Apoyó la solidez de las instituciones. Nos deja un ejemplo, aunque cada ciudadano ha de adecuarse a las necesidades de su patria.
El papa Francisco, como siempre, abre horizontes, y nos impulsa a vivir la fraternidad entre personas, grupos y pueblos, creyentes y no creyentes. Y construir un futuro humano digno, sobre todo, para las generaciones que vendrán. Señala que la mejor política, la más alta y noble se inspira en la caridad, porque la unidad es superior al conflicto.
Lo general es que la mujer y el hombre que se unen para formar su propia familia, sepan que la relación íntima entre ellos producirá el fruto de la generación de un hijo y la procreación, que no se limita a traer a ese nuevo ser al mundo, sino prolongar sus cuidados hasta llevarlo a la adultez. Y entonces, aunque ya no se requieran las atenciones básicas, se le ayudará siempre.