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Corazón Archivos - Somos Hermanos

Una nueva perspectiva hacía la discapacidad visual 2>

Para ser un medio educativo que de esperanza, educación y mejor calidad de vida se tiene que ver con el corazón, es ese el caso de Vemos con el Corazón IAP una institución que trabaja en pro de personas ciegas y débiles visuales para mejorar calidad de vida y brindarles la oportunidad de afrontar el mundo de manera independiente.

Teniendo en cuenta los datos sobre las personas con discapacidad visual, el apoyo de la IAP tiene un gran valor. Por mencionar algunas estadísticas, se estima que una persona queda ciega cada minuto, además que un 99% de ciegos tienen de 30 a 60 años y más del 50% no cuentan con acceso a servicios de salud.

Esta institución del Valle de Toluca realiza talleres para cubrir las necesidades de sus beneficiados, además que cuentan con personal capacitado y especializado, este programa también conocido como “Escuela” mejora su calidad de vida, asimismo genera un ambiente de amistad, responsabilidad, respeto y calidez.

Dentro de los talleres impartidos van desde estimulación temprana, desarrollo sensorial, lecto-escritura braille hasta teatro, oratoria, yoga, fotografía, computación, INEA (Certificación primaria y secundaria), entre otras.

Vemos con el Corazón IAP está abierta a recibir donaciones que ayuden a sustentar y llevar a cabo su causa, en su web oficial mencionan que a su vez ayuda el tiempo y las ideas que pueda proponer la sociedad. Los donativos pueden verse representados en tres modalidades, las cuales son “Ángel Guardián”, “Adopta un maestro” y “Se voluntario”. Puedes indagar en estas propuestas en el sitio web, así como en diferentes otras especificaciones.

Por lo tanto, esta Institución de Asistencia Privada nos enseña que para poder ver que hacemos el bien, tenemos que hacerlo desde los ojos del corazón y así entender que una discapacidad visual no es un límite.

Paisano y bastión, Serrano Limón 2>

Una tarde fría de invierno, trabajando como el solía, haciendo y dejando hacer, dialogando, que, no imponiendo, su corazón dijo basta y se fue para siempre -como se van los grandes- dejando imborrable el recuerdo del amigo, del luchador, del maratonista, del padre de familia y del polémico, Jorge Serrano Limón.

Lo conocí bien, con frecuencia desayunábamos, discutíamos, reíamos, rezábamos y dialogábamos, como lo hacen los amigos. Cuatro aspectos de su vida me impactaron siempre: su fortaleza y disciplina, su amor a la vida, su inquebrantable fe y la calidad y calidez de su trato, especialmente a su mujer Magda y los suyos.

Jorge nació en la ciudad de México hace 71 años, inició sus estudios en la escuela primaria Benito Juárez y los terminó cursando la carrera de Administración en la Universidad Latino. Hijo de Gustavo Serrano Mass, abogado Penalista de la Libre de Derecho y sobrino nieto de Ana Mass de Serrano, conocida profesora de filosofía de la UNAM, cercana al Maestro Vasconcelos.

Casado y con 7 hijos. Desde 1978 Jorge trabajó en la promoción y defensa de la vida, tema en el que vio siempre más allá, con claridad meridiana, como más allá vieron los que siempre a la venta o uso de los hombres de color en siglos pasados y fueron tachados de radicales locos o los que reclamaban el derecho al voto de la mujer cuando ella tenía prohibido acercarse a las urnas.

El día que todos reconozca al óvulo y al espermatozoide como seres vivos que al unirse forman una vida humana única e irrepetible, todos entenderán mejor al Serrano Limón que se nos ha marchado.

Pienso en una cena en los años 80s en la ciudad de Monterrey en la que el Dr. Bernard Nathanson, fallecido apenas hace 11 años, mejor conocido como el rey del aborto por los más de 60 mil abortos que practicó, reunión en la que él mismo taciturno como era, acompañado de su esposa comentaba que gracias a la ciencia alcanzó a ver con claridad que desde la concepción lo que existe es un ser humano vivo y que por esta razón su vida dio un giro de 180 grados y destinó el resto de su existencia a defenderla y promoverla.

Ese es Serrano Limón, al que era común verlo correr por los viveros de Coyoacán a las 5 de la mañana, que participó en más de 90 maratones y presumía de haber dado 4 veces la vuelta al mundo desde su ecuador, el de los métodos de comunicación masiva cuestionables y creativos, ese  luchador de la vida que trabaja afuera de los hospitales del país  y de Latinoamérica tratando de convencer a quienes van a abortar de que no lo hagan, ese Jorge que, con la gracia de Dios consiguió evitar decenas de miles de abortos, se nos ha ido.

Ayer por la noche al saber de su muerte se instalaron en mi mente y no se han ido, las palabras que hace más de dos mil años escribió San Pablo, antes de morir, a su amigo Timoteo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida”.