En la maternidad se encuentran una serie de valores incomparables que, a su vez, forjan el carácter de la mujer. Cito el que me parecen más importante: la capacidad de sufrir incomodidades por un bien ajeno.
La conciencia se expresa con una voz suave y delicada, fácilmente no se escucha porque le sofoca la cantidad de distractores que pululan en la vida cotidiana. Muchos distractores vienen de fuera, de sujetos y objetos que nos desorientan, son confusos.
Hay dos niveles de educación, la que capacita para desempeñar un oficio o una profesión, y la que incide en algo más profundo de cada persona. El primer aspecto se ofrece en las instituciones especializadas, el segundo aspecto corresponde directamente a la familia porque allí nos conocen a fondo y saben qué tendencias tenemos y nos enseñan a corregirlas para ser mejor personas.
La pobreza cuando es una actitud interior ante los bienes que se pueden tener es una virtud siempre que se busquen esos bienes de un modo adecuado. Y adecuado es tener lo necesario, sin dejarse llevar por el deseo desmedido de poseer más.
La democracia no es resultado de buenos de deseos, es necesario mantenerse atentos permanentemente a los sucesos y darles la orientación adecuada.