Poseen y mejoran una personalidad madura, cuidando especialmente las siguientes virtudes: la lealtad, fidelidad, sinceridad, humildad, alegría, fidelidad, laboriosidad, generosidad, fortaleza, prudencia, justicia, templanza, etc.
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Poseen y mejoran una personalidad madura, cuidando especialmente las siguientes virtudes: la lealtad, fidelidad, sinceridad, humildad, alegría, fidelidad, laboriosidad, generosidad, fortaleza, prudencia, justicia, templanza, etc.
Los hijos son, como dijo San Juan Pablo II, “un don preciosísimo del matrimonio, signo de unión conyugal y una síntesis viva del padre y de la madre” Por lo tanto, los hijos deben ser un elemento importante de unidad entre los esposos y no causa de conflicto.