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Gabriel Martínez Navarrete

ESTEMOS SIEMPRE ALEGRES 2>

Psicológicamente, la alegría se considera como un sentimiento en el cual lo que penetra inmediatamente en nuestra intimidad es vivenciado como un don (ya sea una cosa, un ser, un acontecimiento). En la alegría percibimos el sentimiento de felicidad.

Distinguimos dos clases de alegría:

Externa: fisiológica, caracterial (sentimiento de jovialidad): Es una diversión pasajera, un placer momentáneo. Se exterioriza en la risa, extroversión, dinamismo físico, etc.

Profunda: espiritual, basada más en el tono vital integrador de toda la personalidad. Se manifiesta: en la sonrisa, serenidad, paz interior… Es una alegría auténtica, que penetra toda vida anímica y “proporciona a nuestras percepciones un especial brillo; muestra todo el horizonte objetivo de nuestra existencia y una nueva luz, de nuestros pensamientos y de nuestra voluntad, una particular dirección” (P. Lersch)

Cuando la naturaleza de la alegría   es sobrenatural: “La alegría es una virtud no distinta de la caridad, sino cierto acto y efecto suyo” (Santo Tomás de Aquino). La alegría proviene de la unión con Dios, y es consecuencia de la filiación divina, del abandono filial. Exige como soporte una tranquila humildad. La alegría se hace más honda conforme nos entregamos al Señor.

Manifestaciones:

  • La alegría es fruto del alma en gracia, que está unida a circunstancias adversas o favorables. “Estad siempre alegres”, también a la hora de la muerte.
  • Serenos, contentos, objetivos –alegres, con contenido-, en todos los actos de la vida.
  • Fruto de la caridad.
  • Si queremos estar alegres –ser felices-, con buen humor vivamos la virtud del Amor auténtico, en:
  • Las relaciones sociales
  • Conversaciones, tratando de comprender; conviviendo con las personas como quisiésemos que nos tratasen.
  • “No quieras para otro lo que no quieras para ti”
  • Poniendo esto en práctica. Enfrentarse al toro: con nosotros mismos, haciéndolo con garbo.
  • Y de esta lucha brotará la paz, y luego, la alegría.
  • Es preciso saber que la falta de alegría es la tristeza, que es el estado subjetivo desagradable, causado por un mal presente y no deseado; a este estado va casi siempre unido un sentimiento depresivo de dolor, de aflicción, etc.

San Pablo describe la alegría: “Al presente me alegro; no de la tristeza que tuvisteis, sino que la tristeza los haya conducido a la penitencia: De modo que la tristeza que habéis tenido ha sido según Dios; así ningún daño os hemos causado. Puesto que la tristeza que es según Dios produce una penitencia constante para la salud; la tristeza del mundo, en cambio, produce la muerte” (2 Cor 7, 9 – 10).

Lo que distingue netamente a las dos tristezas es el amor a Jesucristo, que se vive en la primera y se abandona en la segunda.

La alegría verdadera, íntima, connatural es la que nace en el hombre al descubrir la voluntad de Dios en los acontecimientos grandes o pequeños y de reconocer a Dios en los acontecimientos de cada día.

 

 

CREATIVIDAD CON SENTIDO COMÚN 2>

Creatividad con sentido común

Vivir significa enfrentarse a problemas, y los problemas requieren solución.  Y estos reclaman creatividad.  La creatividad al parecer es una cualidad rara, pero no debería serlo.

Quizá el 80% de la población tiene la capacidad de moverse –creativamente- a niveles altos, pero se encuentra anclada e incapacitada por el miedo de ver más allá de sus narices, y por ello los resultados suelen ser pobres.

Vivir con mente abierta y sin dar por supuesto nada, porque el cambio es algo de ordinaria administración. Lo que ayer era adecuado para una situación concreta, ya no lo es para hoy, excepto los principios, que son lo permanente.

Si queremos avanzar en la vida, somos nosotros los que tenemos que cambiar para modificar el mundo. De acuerdo a unos principios ciertos y verdaderos. Como, por ejemplo: Nadie da lo que no tiene.

La creatividad y el sentido común para resolver problemas deben permanecer inseparables. Es claro que si nos encontramos con un obstáculo –al parecer insalvable- en la realización de nuestros proyectos, jamás hemos de dar marcha atrás. Sencillamente le damos vuelta al problema, y seguimos hacia adelante.

Cualidades básicas para actuar inteligentemente

La primera cualidad para actuar inteligentemente es el amor a la verdad, es decir, adecuar nuestro entendimiento a la cosa, no importa si esta nos agrada o no. Sin duda, que si amamos apasionadamente la verdad podremos acceder a la segunda cualidad de la persona que actúa inteligentemente.

La segunda cualidad es la apertura de mente, es decir, optar por una mente abierta, flexible, reflexiva, ello permite actuar con sensatez y muy brillantemente.

Si usáramos una mente cerrada, rígida, mecánica, quisquillosa, nos dispersaríamos picoteando en un problema y en otro, sin llegar a resolver ninguno, nos fatigaríamos inútilmente y nuestra actitud sería más gris que brillante, faltaría comprender el punto de vista del otro y el entorno.

La tercera cualidad es la capacidad para concentrarnos en una sola cosa a la vez y permanecer en ella hasta que se resuelva, mediante preguntas y respuestas sencillas.

La cuarta cualidad es la capacidad para afrontar sistemáticamente los problemas; ello evita que nos hagamos “bolas”, caminando en círculos, sin lograr progresos.