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Gabriel Martínez Navarrete

Seamos sencillos y estaremos siempre alegres 2>

Todos deseamos estar siempre alegres, Y el secreto de esta actitud heroica, la podemos vivir si consideramos que el 90% de nuestras contrariedades suelen ser subjetivas, quizá por un excesivo amor propio. En este sentido, la imaginación es la loca de la casa.  Poner buena cara cuando el “horno no está para bollos”, requiere de una actitud sencilla, porque al mal tiempo, darle buena cara.

La actitud positiva ante Dios, es de gran ayuda para mantenernos siempre serenos y alegres.  Leamos unas breves, pero profundas consideraciones al respecto.

Sonría cuando una persona no le cae bien.

Pase por alto la indiscreción de una persona cargante.

Lleve con una sonrisa, las mil tonterías provocadas por pequeñas cositas que nos suceden cada día. Estas pequeñas cositas pueden esfumarse con buen humor.

Cuando nos topamos con una contrariedad real, hemos de tratar de disimularla, sobre todo ante aquellas personas que no nos pueden resolver el problema.

Es básico afrontar, estudiar y resolver los problemas con serenidad y valentía.

Si estamos de mal humor, contar hasta veinte: 1, 2, 3…, acabaremos riéndonos y empezaremos a intuir la paciencia y el buen humor.

Cuando lo que nos irrita tiene importancia objetiva y subjetiva, entonces es acertado quitarle importancia a lo subjetivo, dejando lo objetivo para estudiarlo y resolverlo. Las sugerencias que saquemos, al aplicarlas, nos llevan a la alegría en las contrariedades de la jornada, y así nos evitamos disgustos por nimiedades.

Para cualquier problema, conviene tener siempre presente a Dios, y escuchar las sugerencias de las personas que pueden arrojar luz, para resolver el problema. Es cierto que también existen problemas que por el momento no tienen solución. Pero nunca estar tristes por ello.

Los problemas existen para resolverlos con alegría.

Renovación moral en la familia 2>

En la crisis actual, en la que casi todos hablan de la corrupción, existe otra crisis gigantesca a la que no se le da casi importancia. Afecta a muchas las familias que pasan por una prueba de fuego, más dura y difícil por la que puedan pasar las organizaciones más flageladas del mundo.

Hay casos evidentes: el aumento de divorcios y de abortos son hechos que dañan directamente a la familia, célula y columna vertebral de la sociedad. Además, hay otros problemas humanos que también atacan a la institución familiar.

Así, el problema de la vivienda ocupa gran parte de las actividades de la secretaría de desarrollo humano y ecología, y que, a final de cuentas, se reduce a facilitar o dificultar la vida de familia. Hay que violentarse uno, para poder imaginar que en las diminutas viviendas de “interés social”, pueda vivir una familia con normalidad y ambiente sano, con afán de superarse.

¿Cómo esas viviendas tan estrechas contribuyen al gozo con el cual deba ser esperado un nuevo hijo, si de antemano ya no hay lugar para él?

El problema escolar, en el cual una deficiente distribución de los fondos públicos, empaña el derecho a elegir centro educativo y angustia a las familias. Me refiero a la libertad de enseñanza que es, sobre todo, un derecho de los padres y de su descendencia, y no un problema exclusivamente del profesorado.

¿Por qué esa imposición de textos únicos y obligatorios en las escuelas estatales? Que sean gratuitos, se agradece; pero que sean únicos y obligatorios, representa una violación del derecho de los padres para educar a sus hijos conforme a las propias convicciones, aunque el Estado sostenga lo contrario y haya firmado declaraciones en organismos internacionales.

La intensificación aguda de los problemas de trabajo y seguridad provoca que innumerables hogares vivan en la zozobra, por la cruda realidad de no enfrentarse a una situación en la que no hay los medios imprescindibles para llevar una vida genuinamente humana: en concreto me refiero a la situación de miseria material.

Muchos espectáculos y publicaciones no son sólo un problema de “mal gusto”, sino agobio para muchos padres de familia, que luchan por formar a sus hijos como personas de criterio, que sepan adaptarse a la realidad y trabajar en labores conforme a la dignidad humana y divertirse sanamente.

El aumento de drogadictos, el alcoholismo, la delincuencia y la corrupción de personas que llevan cargos de responsabilidad, son, de algún modo, manifestación de que las cosas en la familia no van muy bien.

Porque, qué difícil es –casi imposible- gobernar honestamente una empresa pública o privada, si antes no se viven los deberes y se ejercitan los derechos de la propia familia: si antes no se es buen marido o esposa, padre o madre, hija o hijo; si falta autodominio.

Si aquellos que tienen influencia en la sociedad no protegen y ayudan a la familia, respetando y haciendo que se respeten los valores humanos, la mencionada renovación moral o lucha contra la corrupción, quedará reducida a un eslogan que permite encubrir los más graves desórdenes en aras de un legalismo y una retórica que ya nadie piensa que sea verdadera.

El amor a la patria empieza en la familia. Quienes tienen puestos de responsabilidad, necesitan dar mayor prioridad a la familia. Poniendo los medios, puede conseguirse que la mayoría de las familias sean lugares donde se vivan las virtudes humanas y sobrenaturales.

La renovación moral en la familia es tarea de todos y necesita comenzarse ya.

La Población es la mayor riqueza de un país 2>

Es curioso, Platón en el capítulo 3 de su libro La República va señalando los síntomas de la decadencia de un país democrático: En asuntos públicos, los ciudadanos aceptan a sus gobernantes sólo porque estos les permiten cometer los peores excesos; llaman imbécil a quien obedece las leyes.

En cuestiones familiares, los padres por miedo no se atreven a corregir a sus hijos; mientras los hijos, para “ser libres”, desobedecen a sus padres ultrajando la autoridad paterna.

En el aspecto educativo, el maestro teme al alumno y el alumno desprecia al maestro por incapaz y apocado.

Los jóvenes adoptan aire de ancianos, y los ancianos –acomplejados- se toman el pelo entre sí, procurando imitar a los jóvenes; las mujeres adoptan las formas de vestir de los hombres, etcétera.

Cuando Platón escribió esto lo hizo con el fin de llamar la atención o de ridiculizar a quienes se comportaban de esas maneras. Lo escribió en tono de broma. Por el contrario, en nuestros días forman legión, los seudoescritores que escriben libros en plan serio, con ideas semejantes a las ridiculizadas por Platón.  Y lo que es más grave, tales libros se venden a millares para un tipo de lector, pensando encontrar en ellos la revelación de grandes verdades.

¿Qué los jóvenes están impacientes por desarrollar su vida sexual? La sociedad de consumo les ofrece libros en los cuales se afirma que en los “tiempos modernos” es una represión causado por un medievalismo moral desfasado y que es imperante realizar ya la “revolución sexual”, propia del siglo XXI.

¿Qué en el cuerpo de una mujer despierta “por mala suerte” una vida? No falta quien dejándose seducir por el argumento tan gastado de que puede “interrumpirse el embarazo”, compre un libro que proclame que el aborto es un “derecho” de la mujer.

¿Qué los hijos no obedecen? ¡Pues que los padres dejen de mandarles! ¿Para qué torturar a los pequeñuelos con órdenes?

¿Qué en la escuela los alumnos ya no estudian? Muy sencillo, eliminar la educación escolar. La escuela de la vida es más que suficiente… Lo verdaderamente importante es discutir los problemas sociales:

Es una tontería usar a los maestros porque ya no se trata de aprender materias, sino de criticar los valores mismos en los que se apoya la sociedad legada por nuestros antecesores… Valores que han sido respetados durante muchos siglos por numerosas generaciones.

¿Qué los estudiantes están hastiados de notas y exámenes? Pues fuera calificaciones, que son indignas en una sociedad ya “madura” e igualitaria.

Todas estas ideas antidemocráticas son generalmente promovidas, por gente fanática que desearía una sociedad sin valores, o bien, por los llamados “tontos útiles”, que con tal de hacer un buen negocio editan y hacen publicidad de los mencionados libros, socavando el sentido democrático del pueblo.

Lo sorprendente es que esas “tesis serias” haya quien las compre, lea y difunda. Tal parece que los clientes de ideas tan peregrinas, prefieren equivocarse con la masa que tener razón contra ella Estos síntomas provienen de una idolátrica inversión de los valores humanos, en la que va cayendo buena parte del pueblo.

Cuando se pierde el espíritu de servicio en una sociedad democrática es porque se ha sobrevalorado la libertad individual con un menosprecio de la responsabilidad personal. No basta ser libres, es preciso usar responsablemente nuestra libertad.

Cuando un ciudadano exige algo a la vida, sin preguntarse que da él a la vida, es porque desconoce su tarea de servicio responsable en la sociedad. Servicio que va más allá de la simple autorrealización o de la mera satisfacción de los instintos, y que se cifra en un ideal por el que vale la pena vivir.

Por eso, cuando se pierde el espíritu de servicio en una nación, ésta deja de ser democrática y da paso a una autoridad pública que permita cometer los peores excesos: hay corrupción y dictadura, como es el caso –por ejemplo- de la legalización y protección de los “matrimonios” de homosexuales.

Sería bueno y oportuno, que el Estado por su propio bien y el del pueblo, impidiese la publicación de esos libros antidemocráticos que tanto abundan en algunas librerías y quioscos. Y pusiese en la constitución del país la prohibición del aborto, de la anticoncepción, y de que solo hay dos sexos, y se prohibiese el matrimonio entre personas del mismo sexo. Además, proteger a la familia prohibiendo el divorcio.

También que se anime por todos los medios, el valor de todas las virtudes humanas –incluyendo la castidad-  y    el aumento significativo de familias numerosas, dándoles ayuda a los más pobres. La población bien formada es la gran riqueza de un país.

Valores en el trabajo (3 de 3) algunos aspectos 2>

  1. ESPÍRITU POSITIVO
  • El espíritu positivo es una mezcla de serenidad interior, alegría, optimismo, lealtad, serenidad, caras amables y buen humor. Fomente estas siete
  • Sea sensible para lo positivo. Elimine el pesimismo, lo negativo y el derrotismo. Dele especial importancia a los aspectos positivos de la realidad.
  • Cuando no se sienta bien, sonría; cuando las cosas salen mal, ríase. No permita que su comportamiento, sea el resultado negativo de ánimo.
  • Permanecer siempre alegre, es el mejor obsequio que puede darle a los demás: sonría y mire con cariño.
  • Lo que hablamos anima o desanima. No hable de cosas negativas: críticas, quejas, lamentos, murmuraciones, etc. Motive mostrando las cosas positivas.
  • Viva la confianza como parte integral de su vida. El espíritu positivo es el resultado de confiar en Dios, en los demás y en uno mismo.
  • Vea la realidad presente con “ojos de futuro”. Recuerde que nuestros pensamientos y acciones construyen el porvenir. Así tendrá serenidad. Ahora se ríe de las “tragedias del pasado”; después se reirá de las “tragedias del ahora”.
  • No se tome demasiado en serio a sí mismo. No tome los defectos de los demás como ofensas personales.
  • No haga tragedias de cosas sin importancia. Viva gozoso.
  • Elija entre sus amistades a personas alegres, leales y serenas.
  • Tenga los pies en la tierra y el corazón en los demás y en Dios. El entusiasmo es el estado de ánimo resultante de poseer un punto de vista esperanzado de la vida.
  • No dude en imponerse retos.

 

  1. EXCELENCIA PERSONAL.
  • La excelencia comienza con un conocimiento realista de uno mismo: fortalezas y debilidades.
  • No existe excelencia gratis, sino exigencia para llegar a la excelencia.
  • No hay calidad personal, sin esfuerzo. Vencer cotidianamente la pereza y la comodidad es el inicio de la excelencia.
  • Sea salvajemente sincero con usted mismo: no confunda lo que es, con lo que le gustaría ser. Pregunte a sus amigos de confianza como le ven; esto le facilitará adquirir una buena base para su autoconocimiento.
  • La excelencia implica la repetición de acciones buenas.
  • La fuerza de voluntad se adquiere por repetición de actos que implican esfuerzo.
  • Las personas creyentes y con buen carácter también rezan mucho: no se quedan en buenos deseos. Además de acudir a Dios, hacen las cosas.
  • La agresividad hacia las personas es una manifestación de inseguridad: los miedos, los caprichos, las manías y los complejos minan la propia seguridad.
  • La envidia, la soberbia y el orgullo son autodestructores de la excelencia.
  • La excelencia personal es resultado de un mejoramiento continuo para eliminar hábitos negativos y lograr otros positivos. Es una conquista diaria.
  • La excelencia acompañada del afán de servicio (o el prestigio profesional, que puede derivarse de ello): es sencillamente hacer rendir el talento propio y de los demás.
  • Cada día se puede ser mejor.

Valores en el trabajo (2 de 3) algunos aspectos 2>

CREATIVIDAD:

  • La creatividad, más que una madurez, es consecuencia del trabajo perseverante de las personas que se empeñan en hacer cada vez mejor su trabajo cotidiano.
  • Todo proceso puede ser mejorado. Cualquier problema puede tener una mejor solución. Evite el perfeccionismo, es suficiente que esté ben hecho. Esta convicción es la raíz de la creatividad y de la innovación.
  • Favorece la creatividad el hecho de no actuar con esquemas fijos; salirse del modo habitual de hacer las cosas, buscando modos más eficientes.
  • La capacidad de observación y de descubrir detalles y situaciones que pueden ser mejoradas, es la apertura a la innovación.
  • Ante un problema, conviene buscar alternativas de solución, y si es necesario insistir una… y veinte veces –si hace falta- hasta que lleguemos a la solución.
  • Tenga presente, que el prudente no es el que lo intenta una o dos veces y se desanima, sino el que lo intenta – no importa el número de veces-, hasta que descubre el modo y lo consigue.
  • Escuche mucho y lea mucho. Después, dé vuelo a la imaginación.
  • Para aprender de cada persona y de cada situación, observe todo lo que le interese o le sea útil. Hágase preguntas y busque respuestas.
  • Cuando algo le salga bien, descubra cuál es la causa del éxito. Tome nota –es útil dejarlo por escrito, para servicio de los demás- y aplique el mismo procedimiento a otros asuntos.
  • No tenga miedo al fracaso –tampoco lo busque-, ni a quedar mal. Si no salió como se esperaba, corríjase y continúe adelante, sin importarle el “qué dirán”. Pero conviene tener el permiso del superior.
  • Estudie cómo hacen los demás su trabajo; fíjese en aquellos aspectos en que destacan. Pregúntese por qué les salen las cosas bien, e inspírese creando o adaptando un nuevo procedimiento.
  • Desecarte de su vida el lenguaje bloqueador: “no vale la pena cambiar”, “así me enseñaron”, “siempre se ha hecho de este modo, para qué buscar otro”

 

ESFUERZO:

  • Todo lo que vale, exige disciplina, dedicación, esfuerzo…
  • La paciencia todo lo alcanza. Elimine la impaciencia y sustitúyala por la perseverancia. El tiempo es necesario para alcanzar cualquier objetivo.
  • Ejercitar la paciencia es el camino para fortalecer la voluntad: paciencia para corregir los errores, para escuchar a los inoportunos, etc.
  • Establezca un horario para su trabajo y ajústese a él, con flexibilidad, pero con exigencia.
  • Lo que hay que hacer se hace: ¡ahora!, sin aplazarlo. Tanto a corto, como a mediano y largo plazo.
  • Hable claro, aunque pase un mal rato. Pero expréselo como le gustaría que a usted se lo dijeran.
  • Corra riesgos, sin dejar de ser prudente. No se retraiga por el miedo a fracasar o por las dificultades que enfrentará. Sea audaz.
  • Ejercite la voluntad cuidando las cosas pequeñas. ej: mantener organizado el escritorio, recoger un papel del suelo, sonreír, contestar bien, cumplir un plazo, vivir una dieta, llevar a la práctica un plan de ejercicios, aprender un idioma, tener un plan de lecturas y leerlas –con flexibilidad-. Como los triunfadores, se trata de llegar al final.
  • La libertad personal o autodominio es importante para ser libre. De lo contrario se es prisionero de uno mismo
  • Haga las cosas porque quiere. Rechace de su vida los sentimientos negativos, y piense en grande.