
La alegría nace de ser y de sentirnos hijos de Dios. Se manifiesta en la sonrisa oportuna o en un gesto amable: hace posible el diálogo y la conversación. Anima a superar las numerosas contradicciones de la vida. Enriquece a todos.
La alegría nace de ser y de sentirnos hijos de Dios. Se manifiesta en la sonrisa oportuna o en un gesto amable: hace posible el diálogo y la conversación. Anima a superar las numerosas contradicciones de la vida. Enriquece a todos.
Un orden sano y vital consiste en realizarse con la familia, ser exitoso en el trabajo y mantener amistades profundas. Si quitamos a Dios de nuestras vidas, hemos equivocado el camino.
No nos compliquemos la vida pensando en miserias futuras. La experiencia demuestra que muchos males o problemas que pensábamos que no tenían solución: nunca ocurrieron; y toda la energía y tiempo gastados en prepararnos para afrontar esos males, resultaron inútiles.
No nos compliquemos la vida pensando en miserias futuras, cuando lo que pretendemos son cosas buenas. La experiencia demuestra que muchos males o problemas sin solución: nunca ocurrieron: y toda la energía y tiempo empleada para prepararnos para tal confrontación, resultaron inútiles.
Poner buena cara cuando el “horno no está para bollos”, requiere de una actitud sencilla, porque al mal tiempo, darle buena cara.