Poner buena cara cuando el “horno no está para bollos”, requiere de una actitud sencilla, porque al mal tiempo, darle buena cara.
Para saber si nuestro ideal es algo que valga la pena –por el esfuerzo y las cosas que dejamos para hacerlo realidad-, es preciso las propias posibilidades con las necesidades de los demás, porque todos requieren recibir ayuda: nadie se puede sostener solo.
La alegría proviene de la unión con Dios y es consecuencia de la filiación divina, del abandono filial. Exige como sustentáculo una tranquila humildad.
Considero que es la hora de comunicar a muchas personas que “Dios no pierde batallas”, que esta difícil situación pasará y que tenemos que llenarnos de confianza en el Señor, de optimismo y buen humor porque “Todo lo puedo en Aquél que me conforta”, como se lee en las Sagradas Escrituras.
Considero que es la hora de comunicar a muchas personas que “Dios no pierde batallas”, que esta difícil situación pasará y que tenemos que llenarnos de confianza en el Señor, de optimismo y buen humor porque “Todo lo puedo en Aquél que me conforta”, como se lee en las Sagradas Escrituras.