
La tarea de nuestra vida es llegar a ser la mejor persona posible a partir de lo que hemos recibido, sin merecerlo y, esa tarea no se planea para una década, un quinquenio o un año, sino que hay que planearla de manera muy puntual cada día,
La tarea de nuestra vida es llegar a ser la mejor persona posible a partir de lo que hemos recibido, sin merecerlo y, esa tarea no se planea para una década, un quinquenio o un año, sino que hay que planearla de manera muy puntual cada día,
La televisión y el internet se presentan como la alternativa más cómoda para mantener a los hijos “ocupados” y podernos dedicar a nuestros asuntos y descansar.
Esta reflexión no es para ponerse trágicos sino realistas. Acabo de regresar de mi terruño natal, Ciudad Obregón, Sonora, y en un café con amigos hacíamos un recuento de los que se nos han adelantado en el camino. Algunos por diversas enfermedades, otros por inesperados infartos, otros más por accidentes, y muchos otros debido al Covid.
Si reducimos nuestra actividad sólo a conseguir resultados económicos, el trabajo perderá su medio para perfeccionar nuestra personalidad y servir a los demás.
Somos hijos adoptivos de Dios, pero creaturas: débiles, pecadores, con defectos. “El propio conocimiento nos lleva de la mano a la humildad” (Camino, 609).