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Maternidad y paternidad 2>

Estamos en el mes de mayo y nos preparamos para celebrar el día de las madres. Es mucha la deuda que tenemos con nuestra madre y es natural dedicar oficialmente un día para meditar en esta realidad. Ella nos llevó en sus entrañas y puso todo su empeño a costa de mucha entrega y sacrificios para que la criatura pudiera ver la luz. Y no terminan sus atenciones en el parto, nos acompañará durante toda su vida.

Así es el diseño de nuestro Creador para la propagación de la humanidad y es una maravilla. Sin embargo, conviene detenernos en el título de este artículo. El hecho de la maternidad está íntimamente relacionado con la paternidad. No se da una sin la otra. No hay madre sin padre, ni padre sin madre. Y desgraciadamente esta relación está desdibujada por enfoques destructivos que no debemos permitir, porque son muy graves sus consecuencias.

Un enfoque destructivo ancestral es la perversión del instinto sexual al buscar el placer como fin primordial y único. Esto cosificó a las personas y se alteró el orden de la creación. Ya no importaba la procreación ni el amor ni la fidelidad a una única persona a quien se cuidaba como compañera y amiga para toda la vida. Él a ella y ella a él.

Otro enfoque destructivo que recientemente se agravó con las corrientes feministas ha provocado la emancipación de la mujer con el empeño de que los hombres en la actualidad paguen todas las injusticias que las mujeres han soportado durante todas las épocas. Con lo cual se ha sembrado el odio y el afán de venganza.

Por último, la ideología de género está empeñada en presentar el sexo no como un distintivo fundamental del modo de ser de las personas, y por eso desde su nacimiento son hombres o mujeres. Apoyándose en los avances de la tecnología aseguran que el sexo depende de lo que la persona quiera ser, y si no están de acuerdo con su biología pueden cambiarla con medicamentos y cirugías.

Todo esto ha causado mucho desconcierto, sufrimientos innecesarios y miedo al futuro. Eso no es lógico ni alentador. Son planteamientos ideológicos porque hay resistencia a admitir la realidad y a alabar al Creador.

Es urgente que reaccionemos y recordemos los principios cristianos que tienen la respuesta a todos los errores mencionados. Y además nos ayudaran a recuperar el orden social reconstruyendo a las familias. Pero para reconstruir la familia es necesario reconstruir a cada persona.

Lo urgente es que cada persona valore y cuide su vida. Entendiendo la vida como un regalo de Dios a cada uno. El don de la vida humana es el fruto del amor de un hombre y una mujer que al engendrar hace al primero padre y a la segunda madre. Y han de disfrutar de ese poder que han recibido. Si no lo disfrutan es que no lo valoran y acabarán desorientados y frustrados.

Es necesario valorar más el don de la vida humana y mucho más maravilloso es tener el poder de propagar la vida humana en los hijos. Urge recapacitar y de ese modo tener la decisión de admirar al cónyuge, admitirlo como es y empeñarse mutuamente en mejorar para beneficio de todos, especialmente de los pequeños.

 La sensatez destierra la insensatez.

La proyección familiar en la sociedad 2>

Es natural que quienes forman un hogar piensen en la responsabilidad con la que se comprometen, primero con el cónyuge y luego con la posible prole. Esto es lógico y loable, pero es miope esa visión porque es indispensable tener consciencia de que es cierto que la familia es célula de la sociedad, y la propia familia influye para bien o para mal en el entorno. Y es de desear que influya para bien.

Tanto la maternidad como la paternidad son dos formas de liderazgo. Los hijos aprenden del modo como lo realizan los padres. Y aprenderán que el liderazgo no es exclusivo de un modo de ser, así se alejan de los modos dictatoriales. Si las relaciones del padre y la madre son buenas aprenderán que se pueden tener distintos modos de resolver los asuntos y eso no causa pugnas. Entonces los hijos aprenderán a escuchar distintos enfoques para elegir el mejor.

Los hijos entenderán que el hombre y la mujer son diferentes, pero se pueden complementar. Descartaron la lucha de sexos, no aceptarán ni el machismo ni el feminismo sino la colaboración de los dos puntos de vista. Estos ejemplos los preparan a ser ciudadanos con mente amplia, capaces de escuchar a todos. No buscan igualdad, saben de sobra que las diversas opiniones enriquecen y abren posibilidades.

La vida de los pueblos se mejora cuando todos los ciudadanos participan, consolidación las instituciones. Se defiende el estado de derecho, la división de poderes y la capacidad de escuchar a todos para elegir las mejores propuestas. Así es más fácil forjar una patria acogedora.

Hay líderes ejemplares como lo fue Angela Merkel, canciller de Alemania por quince años, se inspiró en principios cristianos. Reconstruyo su patria después de la guerra y promovió el entendimiento entre las naciones. Apoyó la solidez de las instituciones. Nos deja un ejemplo, aunque cada ciudadano ha de adecuarse a las necesidades de su patria.

El papa Francisco, como siempre, abre horizontes, y nos impulsa a vivir la fraternidad entre personas, grupos y pueblos, creyentes y no creyentes. Y construir un futuro humano digno, sobre todo, para las generaciones que vendrán. Señala que la mejor política, la más alta y noble se inspira en la caridad, porque la unidad es superior al conflicto.