Poseen y mejoran una personalidad madura, cuidando especialmente las siguientes virtudes: la lealtad, fidelidad, sinceridad, humildad, alegría, fidelidad, laboriosidad, generosidad, fortaleza, prudencia, justicia, templanza, etc.
La fidelidad en un matrimonio se forja en lo que parece pequeño y en lo grande para enfrentar y solucionar las situaciones difíciles. Caso similar es como cuando se inicia una empresa, o cuando un joven recién egresado de la universidad en una profesión determinada, se enfrentan a situaciones difíciles, problemas, contradicciones. Son, podríamos decir, “la sal de la vida”.
El amor en el matrimonio es como una plantita que se riega todos los días. Se debe tener siempre la ilusión de querer cada día más al cónyuge con sus virtudes, pero también con sus defectos.