
Nosotros mismos y la realidad no los podemos separar. El espíritu de conquista está en perfeccionarnos, para afinar a las personas y a las cosas. Sea concreto y concéntrese en lo que pueda hacer, en vez de pensar en lo que no puede hacer.
Nosotros mismos y la realidad no los podemos separar. El espíritu de conquista está en perfeccionarnos, para afinar a las personas y a las cosas. Sea concreto y concéntrese en lo que pueda hacer, en vez de pensar en lo que no puede hacer.
La esperanza no es un optimismo vacío que nace de la confianza ingenua de que el futuro será necesariamente mejor que el pasado. La esperanza y la confianza son las premisas de una actitud responsable, y se nutren en el santuario interno de nuestra conciencia, en la que cada uno está a solas con Dios.
Siempre me ha sorprendido la visión esperanzada y alegre de los jóvenes. ¿Qué esperan? Culminar sus estudios universitarios y de posgrado. Contraer matrimonio y fundar una familia. Conseguir un mejor trabajo y obtener mayores ingresos.
Leer sobre un tema conocido nos permite un poco de mayor comprensión del hombre y del mundo en que vivimos. Fazio se apoya y comparte el pensamiento de otros historiadores y teólogos como San Juan Pablo II y Benedicto XVI.
La audacia depende de la mayor o menor esperanza del bien: cuando la esperanza es firme, ésta a superar y destruir los impedimentos. La esperanza cuando el poder propio del hombre (común o gremio) y el que tiene de otra persona, son mayores. (La audacia como pasión, no entra en el campo de la moralidad.