
La alegría proviene de la unión con Dios y es consecuencia de la filiación divina, del abandono filial. Exige como sustentáculo una tranquila humildad.
La alegría proviene de la unión con Dios y es consecuencia de la filiación divina, del abandono filial. Exige como sustentáculo una tranquila humildad.
Hasta la persona más inteligente, necesita concentrarse en sus objetivos. Aquello en lo que reiteradamente me concentre, lo iré construyendo hasta hacerlo realidad.
Lo más importante es el sentido que se le dé al esfuerzo: primero Dios, luego los demás y en tercer lugar uno. Mientras más útil y desprendido de sí se imagine, mayor será la fuerza interior para superar las dificultades y conseguir el ideal.
“Un amigo nunca te dice lo que tú quieres escuchar, te dice la verdad y lo que mejor es para ti”. La sinceridad, ante todo. Si te dice lo que quieres oír, a lo mejor no es tu amigo. Las mejores amistades son aquellas en las que hay sinceridad plena”.
La gente crece a través de una interacción de servicio con otros: Dios, familia, trabajo, relaciones sociales, etc. O lo que es lo mismo: Éxito en lo espiritual, éxito en la familia, éxito en el trabajo, pero siempre condicionado al servicio leal, sincero y generoso a los demás, alcanzando la plenitud.