Desde cualquier sitio donde se mire, aparecen fuertes descargas de rayos y vientos huracanados, que amenazan la serenidad en las familias y la estabilidad del país. Es imperativo reaccionar ante la ola de pesimismo. Lo atinado es abrirnos al optimismo, a lo que es positivo.
La alegría proviene de la unión con Dios y es consecuencia de la filiación divina, del abandono filial. Exige como sustentáculo una tranquila humildad.
Desde cualquier sitio donde se mire, aparecen fuertes descargas de rayos y vientos huracanados, que amenazan la serenidad en las familias y la estabilidad del país. Es imperativo reaccionar ante la ola de pesimismo. Lo atinado es abrirnos al optimismo, a lo que es positivo.
Esta reflexión me venía con ocasión que hemos entrado en el último trimestre del año. Sin duda, un año especial por la pandemia.
Reconocer lo doloroso es importante, aunque no es lo mismo que ignorar su padecimiento, eso es adecuado, pero se ha de combatir para que no paralice el actuar en el futuro. La pandemia actual supera cualquier acontecimiento anterior, por eso ahora es preciso afrontar la tristeza, pero tratar de salir de ella lo más pronto posible.