
La alegría proviene de la unión con Dios y es consecuencia de la filiación divina, del abandono filial. Exige como sustentáculo una tranquila humildad.
La alegría proviene de la unión con Dios y es consecuencia de la filiación divina, del abandono filial. Exige como sustentáculo una tranquila humildad.
Debido a estos cambios, han surgido cosas maravillosas en la familia, más unión, convivencia, se han resaltado valores a los que tal vez antes no se le daba importancia.