
Un orden sano y vital consiste en realizarse con la familia, ser exitoso en el trabajo y mantener amistades profundas. Si quitamos a Dios de nuestras vidas, hemos equivocado el camino.
Un orden sano y vital consiste en realizarse con la familia, ser exitoso en el trabajo y mantener amistades profundas. Si quitamos a Dios de nuestras vidas, hemos equivocado el camino.
Otras virtudes que ayudan a hacer amable la convivencia cotidiana son: la generosidad, el buen humor, la buena educación, la lealtad, el orden, la sonrisa, tener en cuenta los gustos de los demás, etc.
Muchos de los males que padecemos: droga, divorcio, pornografía, pérdida de los valores morales, consumismo, aumento de la brecha entre ricos y pobres, desempleo, etc., se deben, quizá, por no haber cuidado nuestro presente, por vivir del modo más impaciente lo que contraría.
No nos compliquemos la vida pensando en miserias futuras. La experiencia demuestra que muchos males o problemas que pensábamos que no tenían solución: nunca ocurrieron; y toda la energía y tiempo gastados en prepararnos para afrontar esos males, resultaron inútiles.
Pensar primero, y luego hacer, nos permite producir más y mejores resultados y nos prepara para un futuro crecimiento. Hay que procurar que el consejo o la asesoría ayude a la toma de decisiones.