Cabe destacar que la mayoría de estos científicos e investigadores tuvieron –en un principio- innumerables incomprensiones; padecieron pobreza, hambre. Recuerdo el caso de Madame Curie que recibía una escasa pensión mensual y se la gastaba en comprar libros para continuar profundizando en sus investigaciones sobre la radioactividad y le sobrevino una anemia.
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