Esta discapacidad es más común en bebé y personas adultas (60 años y más) y algunos de los síntomas más notorios es el aumento del tamaño de la cabeza, convulsiones, dolor de cabeza e irritabilidad, náuseas y vómitos, somnolencia y pereza, problemas en la visión, entre otros más, que son una alerta para visitar de inmediato al especialista y atender oportunamente este padecimiento.
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