Seguramente recordamos a Cantinflas bailando un Danzón, y, al finalizar, daba un enorme brinco, de tal forma que, al caer con estrépito, sus pantalones –amarrados con un mecate- iban a darle hasta los pies y tenía que hacer un vergonzoso mutis, ante la incontenible risa de los asistentes a la fiesta.
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