Estimulando el desarrollo del altruismo

14 mayo, 2021

En el inicio de esta tercera década del siglo XXI, la humanidad ha enfrentado una amenaza que tiene algunos antecedentes en la historia, pero que por las características particulares del mundo actual que está tan intercomunicado se ha vivido de una manera diferente a cualquier experiencia previa.

Sin duda, en los últimos meses se han aprendido muchas lecciones. Aunque, quizá, la más evidente es cómo los seres humanos se conectan entre sí de una manera muy cercana tanto para dispersar una enfermedad por todo el planeta, como en unir esfuerzos para encontrar modos de controlar la misma amenaza.

Esa cercana conexión entre los seres humanos debe ser también una llamada de atención para incrementar las formas positivas, creativas y constructivas entre los individuos y las comunidades. Una de las formas más efectivas de impulsar el trabajo conjunto y desinteresado es el altruismo.

 

Muchas formas

El altruismo tiene muchísimas facetas, pues se basa en el deseo de ayudar a los demás y a la comunidad para establecer mejores condiciones para que todos tengan la oportunidad de tener una mejor vida.

El altruismo se puede vivir en diversas formas, desde algunas que se podrían calificar como poco organizadas, es decir, aquellas que ocurren de manera esporádica cuando un miembro de una comunidad, por ejemplo, reporta una coladera sin tapa a las autoridades por el puro interés de evitar que alguien se lastime.

Esas acciones son frecuentes y a veces no son apreciadas en su aportación ni siquiera por quienes las realizan, pero sí deberían ser tanto valoradas como repetidas por más integrantes de una comunidad, pues muestran el interés por el bien colectivo y sumadas, logran que poco a poco haya una mejora en el entorno.

Hay otras que se realizan como respuesta a situaciones puntuales de necesidad como es la respuesta con donativos en dinero y en especie para apoyar a comunidades que han sufrido el embate de algún desastre natural. Esa ayuda es muy valiosa para atender las necesidades inmediatas de las comunidades.

Finalmente están todas a aquellas que se realizan como lo que propiamente se ubica como asociaciones altruistas que realizan acciones sistemáticas, organizadas y permanentes para ayudar a comunidades particulares, a sectores vulnerables de la población, a la flora y la fauna, etc.

Este tipo de ayuda debe ser impulsada para que más personas encuentren en ella la oportunidad de unir esfuerzos que tendrán un mayor impacto y un efecto más duradero, pues tienen una mayor estructura para hacer llegar la asistencia de la manera más efectiva y crean lazos más fuertes entre los individuos que dan y reciben la ayuda.

 

Muchos efectos

Los diferentes niveles del altruismo a medida en que se valoran y refuerzan traen muchos resultados que muchas veces no se pueden contabilizar y mucho menos valorar en términos económicos, pero sí permiten que los individuos crezcan y refuercen su sentido de pertenencia a una comunidad. Asimismo, se llevan a cabo conexiones que alejan las diferencias sociales, económicas, políticas y religiosas, para consolidar una comunidad donde prive la cercanía de las semejanzas y se soslayen las diferencias.

Además, el altruismo ayuda a ejercer los derechos y responsabilidades mientras se da un crecimiento del potencial humano de cada uno de los involucrados que pueden poner a favor de los demás sus ideas y ganas para lograr soluciones innovadoras los restos comunes de la colonia o barrio, de la ciudad, del país y hasta del mundo.

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