LA PARADOJA DEL ÉXITO

26 julio, 2022

Autor: Gabriel Martínez Navarrete

Al estudiar el éxito, nos percatamos de las personas que se ponen altas metas y se sienten seguras de sus capacidades, enfrentan las tareas difíciles como oportunidades de crecimiento y no como amenazas que ponen en peligro su integridad. Se dan cuenta que las habilidades deben estar al servicio de las virtudes, porque de lo que se trata es de hacer el bien. Si quitamos las virtudes –cuyo objetivo es el bien–, en vez de construir, destruimos.

Las personas que unen el bien con el éxito:

  • Se fijan objetivos desafiantes.
  • Mantienen un firme compromiso.
  • Se recuperan de los fracasos con rapidez, y siguen siendo eficaces.
  • Interpretan los fracasos como modos de mejorar sus virtudes y de adquirir la experiencia que les falta.
  • Enfrentan las situaciones difíciles con la seguridad de que pueden controlarlas.
  • Este enfoque positivo no elimina el cansancio, y exige capacidad de resistencia, produce logros, reduce el estrés y elimina la depresión.
  • La depresión puede deberse a no “tomar el toro por los cuernos”, ya sea no pensando, no haciendo nada por mejorar la situación o en dejarse llevar por las circunstancias, hasta ver el mundo negro.
  • El éxito en la vida consiste en seguir siempre adelante, claro está pensando antes de hacer.

La fuente de la eficacia personal la llevamos dentro de sí  o en otros:

  1. Acudir a la propia experiencia de virtudes y habilidades. Es lo más eficaz. El hábito del éxito edifica una firme confianza en nuestra eficacia personal. Es un sentido de eficacia que da prudencia, serenidad y ductilidad en el actuar, que implica el sano recuerdo de haber experimentado derrotas y éxitos, que han sido tomados como ocasiones de aprendizaje y han servido para salir adelante.

Para afrontar nuevas situaciones, hemos de convencernos que tenemos todo para triunfar, pero que necesitamos identificar los conocimientos, las virtudes y las habilidades que demanda el entorno actual. Con la idea clara de que quien persevera, alcanza lo pretendido.

  1. Experiencia de otros. Observar a personas que triunfan gracias al esfuerzo sostenido, eleva nuestra confianza. Es una ayuda alentarnos.
  2. Persuadirnos de lograr lo que parece imposible. Ello fortalece la confianza en que tenemos lo que hace falta para triunfar, y nos anima a mantener un esfuerzo sostenido, estimulando el desarrollo y perfeccionamiento de nuestras virtudes y habilidades, mientras vamos en pos de los objetivos. El continuar refuerza nuestra fe en la victoria.
  3. Madurez emocional. Es necesario saber que los logros de largo plazo, implican actividades que implican constancia, fuerza y vigor. Suponen fatiga, dolores y malestares como reflejo de de la propia debilidad, y una pronta resistencia a las frustraciones. En ningún momento son una invitación de echar “marcha atrás”, sino de continuar en pos de lo que queremos.
  4. El buen humor y la alegría elevan la eficacia personal y eliminan la depresión y el riesgo de darse por vencidos. La esperanza juega un papel esencial en el logro, por lo que es conveniente darle rienda suelta, pero siendo sinceros y realistas. Comportarnos inteligentemente nos asegura que tenemos posibilidad de alcanzar nuestras metas. Esto implica hacer cosas fuera de lo común, como por ejemplo apoyarse en las cosas que hacen bien los demás.
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