En la Pirinola AC las PDI cuentan con un centro formativo único que desarrolla su expresión artística y educativa

13 junio, 2024

Las personas con discapacidad intelectual forman parte de la sociedad. A lo largo del tiempo su inclusión no ha logrado ser simbiótica por diversos factores, lo que ha generado un grado de rechazo hacia ellos. Gracias a instituciones y asociaciones en México, esta problemática ha encontrado soluciones para contrarrestar la discriminación y otorgarle a PDI las herramientas para ser independientes e íntegros y de esta forma insertarse en sus comunidades.

 

Dentro de las entidades que ayudan a las PDI existe un espacio donde promueven su expresión artística y educativa, con un modelo de intervención que prioriza lo que la persona con discapacidad desea. La Pirinola AC lleva por nombre este centro formativo, y su director Fernando Rivera, compartió en entrevista para Somos Hermanos, la notable labor que realizan en la institución:

 

“Realizamos un trabajo de intervención sobre los procesos formativos en jóvenes y adultos con discapacidad intelectual y sus familias, además de tener proyectos de medios y educativos externos que buscan sensibilizar a escuelas e instituciones del trabajo de acercamiento que se tiene con PDI.” Comentó Fernando Rivera, director de La Pirinola AC.

 

Este proyecto se construyó en 1995 a raíz de talleres de arte y expresión artística que se impartían en la CDMX en el museo Carrillo Gil y después de terminar la iniciativa, la población demandó continuar con las actividades para PDI. Fue de esta necesidad de no dejar estos espacios que la AC se formó primero como un espacio artístico que brindaba talleres de artes plásticas, de teatro y cursos de verano. Por más de 10 años la asociación trabajó de esta forma, a la par de tener un trabajo de investigación de medios educativos y psicológicos.

 

Posteriormente en 2010 nació la parte educativa, con lo que se inauguró La Pirinola Centro Formativo, articulando así los pilares de la parte educativa, de medios, de investigación y de sensibilización al público en general. Catorce años más tarde, la institución alcanzó un nivel de éxito en sus beneficiarios gracias a su modelo de intervención.

 

Abordando su modelo propio, Fernando profundizó al respecto: “con los casi 15 años antes de la formación del centro, se consolidó la propuesta educativa formativa para la población de PDI. Atendemos a jóvenes y adultos que la mayoría ya pasaron por un proceso de profesionales a nivel gubernamental, privado, instituciones educativas y de vida independiente, pero llega un momento que, pese al desarrollo de habilidades, su vida pareciera estar estancada con problemas de conducta y actitud, y es aquí donde nuestro modelo individualizado de trabajo entra en acción.” Mencionó Rivera.

 

Este modelo se desarrolla con la dinámica de por cada 5 alumnos, hay un tutor formativo, que realiza una evaluación situacional de cada chico, trabajando con la familia, conociéndolo y con ello formular una planeación anual basada en diferentes ejes de trabajo con la intención de contrarrestar la situación de discapacidad.

 

El objetivo es compartir espacio, pero sin la necesidad de sentirse en una escuela, porque no hay clases, y así se centran en cuáles son las habilidades que tienen, cómo se pueden mejorar y más importante, qué es lo que quiere hacer. Anteponer una semilla de duda para cuestionarlos para hacer las cosas distintas, Qué pasaría si se hacen de otro modo. Aquí se priorizan los procesos psicológicos en vez de pedagógicos, contando con un grupo de psicólogos especialistas.

La inclusión social representa un elemento importante para la población de la Pirinola AC, por ello su intervención se refleja en la perspectiva en función de la comunidad, por sobre inclusión laboral que, aunque sí hay casos de éxito, optan por elegir ser visibles, estar ahí en lo cotidiano considerando que la discapacidad es parte de una sociedad, son ciudadanos y puedan salir a realizar actividades sin que sufran de algún tipo de discriminación. Al no ser un sistema escolar, los chicos pueden salir y convivir con la comunidad del área.

 

En el centro formativo, el rango de edad se establece entre los 19 a los 50 años, con excepciones como acoger a chicos desde 15 años. De forma externa, atienden a beneficiarios más jóvenes. Mientras que el modelo está planteado para un ejercicio pleno de 4 a 5 años, después el proceso formativo se traslada a un espacio real o simbólico. Tras su paso por el centro, el chico tiene la decisión de continuar en otro lugar ya sea laboral o de vida independiente, o también puede continuar en la asociación con una dinámica distinta.

 

En los casos de éxito se encuentran varios beneficiarios que después de formarse en la Pirinola, deciden continuar independientes y potenciar sus diversos tipos de emprendimiento artístico y hacerlo por sí mismos.

 

Así también, la institución cuenta con un proyecto paralelo denominado Colectivo Artístico Transmedia de Personas con Discapacidad Intelectual, donde los chicos que tienen talentos artísticos se trasladan aquí para que puedan desarrollar su propio arte en las distintas aristas posibles. Esto constituye una oportunidad para generar experiencias formativas laborales y los chicos pueden vender sus productos y darse a conocer como artistas.

 

Con un conglomerado de vertientes que conforman el accionar de la asociación, Fernando mencionó el valor que tiene su modelo de intervención en los chicos: “ya no tienes que agachar la cabeza, despierta, ya no tienes que estar en un rol donde otro te gestiona y esperas a que te digan qué hacer. Tú tienes las habilidades y la capacidad de agencia para decir yo lo hago.” Destacó Fernando respecto al cambio que se genera en la institución.

 

Las evaluaciones semestrales y anuales son esenciales para monitorear el progreso de cada beneficiario y alinearlo con las planeaciones, centrado siempre en la PDI, porque si la institución puede aprobar que el chico pueda ingresar al mundo laboral y la familia también concuerda, por ejemplo, pero él o ella no quiere o no está de acuerdo, se tiene que abordar la razón y revisar todas las posibilidades de lado terapéutico. Con cada beneficiario las circunstancias son distintas, haciendo que los procesos no sean lineales siempre.

 

Mediante las cuotas de recuperación es como la Pirinola AC continúa con su labor día con día. Para la población de escasos recursos proporciona becas y con los talleres externos la asociación sostiene sus actividades para poder brindar la atención a casi 20 beneficiarios activos que tiene la institución.

 

Para Fernando Rivera acercarse a la labor en la asociación e invitar a la sociedad a sumarse a una verdadera inclusión es por medio de la convivencia diaria: “cuando nosotros nos acercamos a cualquier interacción con otra persona con un sesgo, es decir, con un prejuicio, mi discurso va a estar permeado por ese prejuicio y entonces mis acciones van a ser discriminadoras. Si te encuentras en una situación donde te puede involucrar con una PDI simplemente como con cualquier otra, platica y conócelo.” Agregó Fernando Rivera.

 

No es lo mismo apoyarlos que hacer las cosas por ellos, puntualizó el director de la Pirinola AC Centro Formativo, quien realzó la importancia de quitar los sesgos que se tienen por pensamientos acerca de las personas con discapacidad.

 

Por casi 30 años, este proyecto se ha nutrido de cambios y evoluciones para impactar en PDI. Hoy La Pirinola AC representa un espacio para que sus beneficiarios puedan maximizar sus habilidades y descubran su verdadero yo, y de esta forma contribuir a una mejor inclusión en la sociedad.