Académico de la Ibero señala que normas de protección civil no consideran accesibilidad en edificios 2>
Anunciación.- En México no existe una sola ley, reglamento o norma de protección civil que mencione específicamente la necesidad de que los inmuebles sean totalmente accesibles a cualquier tipo de personas, incluidas las que tienen discapacidad, aseveró el maestro José Luis Gutiérrez Brezmes, académico del Departamento de Arquitectura de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
Esta deuda pendiente de los marcos normativos con la accesibilidad no es exclusiva de México, pues ante situaciones de emergencia, en la mayoría de los países del mundo las estrategias generales de protección civil, preventiva y reactiva, generalmente están pensadas para individuos que tienen una movilidad promedio.
“Frente a esa realidad cabe preguntarse: en una edificación, en la que por ejemplo acontece un incendio o sismo, qué ocurre con las personas en sillas de ruedas o sin el sentido de la vista”. Probabilidades como esa son las que tornan obligado vincular a la accesibilidad con las normas de protección civil dentro de los edificios, dijo el arquitecto Gutiérrez.
Mas las reglas de protección civil que tomen en consideración a la accesibilidad beneficiarán a todas las personas dentro de un edificio, “porque lo que es más seguro para una persona con discapacidad también es más conveniente para otras; sea un adulto mayor, un niño o cualquiera que no esté alerta en el momento de una emergencia”.
Para garantizar la protección civil en los edificios, el arquitecto Gutiérrez señaló que un buen proyecto de construcción debe incluir desde su planificación las consideraciones necesarias, incluidas las de accesibilidad, para que en caso de eventualidad los inmuebles puedan ser desalojados.
Además, para proteger a los usuarios en el interior, deben tener áreas de concentración seguras en cada nivel: que no estén hechas con materiales combustibles, en las que no se puedan concentrar los humos, que cuenten con una resistencia estructural superior al resto de la edificación, entre otras consideraciones. Si todas las rutas de concentración y evacuación son accesibles, y están señalizadas para todo tipo de personas, el edificio será más seguro.
“Pero si por ejemplo, para avisar de un incendio únicamente contamos con señales de alerta sonoras, éstas no las podrán escuchar quienes tienen problemas auditivos. Más si al ruido lo acompañamos de alertas con luces, entonces la gente con discapacidad auditiva sabrá que algo ocurre. Esto conviene a todos, porque en caso de poca visibilidad por presencia de humo, la luz orientará a la gente hacia las rutas de desalojo o de concentración”.