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Con tan Mala Leche 2>

Anunciación.- Que mala leche tenemos algunos. Y es que ante la falta de imaginación y voluntad para ser mejores, para destacar en algún oficio o disciplina, brillar por nuestras ideas y creatividad, nos especializamos en molestar y perturbar la vida ajena, como si haciéndolo tuviésemos una reconciliación con nosotros mismos, un alivio de los rencores sociales que surgen de nuestra mediocridad.  Tomar ventaja es un hecho que nos alienta, nos conforta porque nos creemos más listos que los demás. 

Hace unos días,  circulando por la avenida de los Insurgentes, cerca de los Indios Verdes en la Ciudad de México –con el tráfico característico que habla muy bien de nuestra calidad de vida-, observaba a un agente de tránsito dialogar con su detenido. El sujeto de la infracción no tenía menos de cuarenta años, y conducía un vehículo tan deteriorado que ni los hermanos Almada lo hubiesen utilizado para sus espectaculares escenas automovilísticas –que por alguna extraña razón, siempre terminan en explosiones-. Vestía, el detenido,  vaqueros azules muy gastados, y una playerita roja      que decía algo así como Ixtapa o Acapulco. Su bigote disparejo lo acusaba de descuidado, y su barriga rebosante permitía inferir las largas horas que el individuo pasaba frente al televisor apoyando a su equipo de fútbol, con cerveza en la mano –seguro caguama-, degustando copiosos taquitos, tortitas y tlacoyos, “chors”, camiseta con el número 12 y balón en mano, por lo que pudiera ofrecerse.

El individuo de marras daba interminables explicaciones, señalaba vehementemente el vidrio lateral de su máquina locomotora, llevándose la mano entre el pelo, como tic nervioso de inseguridad estética. Algo tendría que ver la discusión con engomados y esas historias, sin embargo, no convencía al moderno representante del escuadrón motorizado, que usaba bigote también, pero muy cuidado, al estilo Luis Aguilar.

El agente de tránsito, con una sonrisa cínica que decía, ni hablar paisano, te agarré en las moras, movía la cabeza de lado a lado explicando que no había salvación, que ninguna explicación le valdría. Nunca hubiese imaginado usted tanto diálogo para una infracción.

El automovilista al fin dio señales de vida al oficial, y llevó la mano derecha al bolsillo, extrayendo unos billetes de veinte, arrugados y sucios –quizá hasta mojados- y un buen puño de morralla. El agente, circunspecto, se irguió, echó la cabeza hacia atrás, y abrió las manos. Imagino que le dijo oiga, no me ofenda ciudadano, que yo por esas miserias, no me rebajo.

Después, avanzó el tráfico y tan sólo me quedó el consuelo de imaginar el final de la escena. El oficial aceptando la gentil cooperación que, aunque muy lejana a su investidura, categoría y expectativa, sumaba para la cuota del día y para ese equipo de sonido cuadrafónico que conectaría al televisor.

Y usted dirá que ni hablar, que nuestra realidad no da para más, y que más le vale al desgraciado, que el agente haya aceptado su contribución, porque el viaje a la delegación es siempre más caro, pues les encuentran a uno vaya a saber cuántas infracciones, y hay que entrarle también con los jefes del sector. Pero no se puede andar por la vida de consuelo en consuelo, justificando una realidad perversa que nos permite incumplir las normas básicas de urbanidad, a cambio de unas monedas, al capricho de un tío que disfrazado de policía todavía tiene el descaro de exigir que le digan señor oficial.

Saber que nos sale más barato sortear el riesgo de que un bribón con uniforme nos sorprenda sin placas, engomado, licencia o verificación anticontaminante, es un signo de que nuestra descomposición social avanza vertiginosamente, de que nuestra mala leche nos hace aún más descarados y abusivos. Nada más tradicional en nuestro país que el vértigo del agachado que desvía la mirada cuando nota la presencia de un motociclista ávido de ingresos para liquidar los artículos suntuarios que adquiere de contrabando o en el mercado de productos robados, y que después de todo, se ofende porque la gente le desprecia y le detesta, le segrega del círculo social al que debiera pertenecer.

Tan común y tan decadente. La mordida –que en nuestra infinita estupidez nos parece un acto de audacia-, la colaboración “forzosa” al cuerpo policiaco –al que le importa un pimiento su seguridad mientras no coopere-, nunca será otra cosa que la ratificación de nuestro destino, de nuestro desprecio a la civilidad y nuestra vocación por financiar la delincuencia de bigote arreglado, Harley sonora y uniforme de lujo.

Twitter: @avillalva_

Facebook: Alfonso Villalva P.

LAS VENTAJAS DEL ORDEN EN EL TRABAJO Y EN LA FAMILIA 2>

Anunciación.- En el mundo laboral, a menudo escuchamos frases como: “No sé qué me pasó, pero perdí todo el día sin poder sacar mis pendientes”; “Esta semana se me fue como ‘agua’ en la oficina y mi jefe me llamó la atención por no cumplir con los asuntos que me encargó”; “Me puse a hablar por mi celular y a contestar los mensajes que tenía, ni cuenta me di y cuando menos pensé, ya era la hora de la comida, ¡qué desastre!”. 

Un aspecto muy importante, al comenzar nuestra semana laboral, consiste en estudiar con calma cuáles asuntos, que debemos de resolver, son: 1) prioritarios e importantes; 2) urgentes; 3) Y fijar una jerarquía para sacarlos adelante; 4) determinar los días precisos en que nos avocaremos a solucionarlos; 5) terminarlos con calidad profesional y hasta sus últimos detalles.

Porque hay pendientes que son verdaderamente urgentes y se deben de atender cuanto antes. Recuerdo una broma que se estilaba en las salas de redacción de los antiguos periódicos impresos, cuando un reportero le preguntaba al Jefe de Redacción: -¿Y este reportaje para qué día lo quieres?” Y la respuesta tajante era: “¡Para “ayer”! ¡Hay que publicarlo mañana mismo!”

Se requiere un especial ejercicio de la voluntad, que con el tiempo se convierte en un buen hábito, el centrarse en los asuntos que deben atenderse “hoy y ahora”. A la vez, tener la prudencia para decidir qué otros trabajos se pueden resolver el día de mañana, pasado mañana, o un tercer día y que, al proceder de esa manera, no afectaría mayormente el curso de las actividades habituales.

Así se aprende a distinguir lo urgente de lo importante. Es muy probable que en la vida laboral nos hayamos topado con personas que aparentan ser tremendamente activas: suelen correr por los pasillos y oficinas; suben y bajan escaleras a toda prisa; contestan numerosas llamadas telefónicas; se mueven continuamente de un lado a otro, y los observamos casi siempre “como a todo galope, montados en un caballo desbocado”.

Y cuándo se les pregunta si sacaron adelante lo más importante de esa jornada, responden negativamente excusándose que tuvieron “bomberazos” (o emergencias) durante todo el día. Es lógico que, al final de la semana, esas mismas personas comenten que se sienten completamente agotadas y que requieran de un profundo descanso.

Por ello, reviste especial trascendencia el aprender a trabajar con paz y serenidad. Es decir, terminar bien un asunto y poniendo “los cinco sentidos”. Y una vez concluido, pasar con calma al siguiente pendiente importante y prioritario, y así sucesivamente…

Sin embargo, es inevitable que ocurran sucesos que nos hagan cambiar radicalmente de planes durante algunos días. Pero desde luego no se puede ir por la vida funcionado a base de “bomberazos”, de “casos de emergencia”. Porque con esa actitud, no se logran ni la eficacia ni los resultados esperados en el quehacer profesional.

Diría, además, que detrás de esa “activitis” o “hiperactividad” en el modo de trabajar, pudiera ser que se escondiera una cierta pereza, que se manifieste en solucionar de inmediato los asuntos más fáciles, pero que son superficiales o intrascendentes, y postergar los realmente importantes cuya solución requiere de más esfuerzo intelectual por ser más laboriosa y compleja.

Por otra parte, junto con esa responsabilidad laboral, se encuentran los deberes familiares. Por ejemplo, el saber cortar a tiempo con el trabajo para llegar a buena hora de regreso a casa para conversar serenamente con la esposa y los miembros de la familia; auxiliar en las tareas escolares a los hijos; ayudarles con los oportunos consejos para contribuir a mejorar en su rendimiento académico y en su formación en virtudes y valores; colaborar en las tareas cotidianas del hogar…

Toda esa acertada combinación de orden, paz y buen aprovechamiento de las horas, tanto en el trabajo como en la familia, contribuye a que las personas sean más eficaces; lleguen a metas y objetivos más altos; tengan espacios de reflexión y puedan planear mejor sus actividades; y, en definitiva, que aprendan a controlar su agenda con la finalidad de que logren tener realmente señorío y dominio sobre su propio tiempo.

¿Qué defensa es defender a la mujer? 2>

Anunciación.-A lo largo de la historia encontramos que fuera del hogar el protagonismo del varón es evidente. Por eso, fue legítima la lucha para conseguir el voto de la mujer, el empleo fuera de la casa, y un sin número de aspectos que se han ido alcanzando. Aún faltan, por ejemplo la equidad en los salarios, el peso que se da a muchas de sus propuestas, y aún faltan bastantes temas. Además, hay muchos países en que todavía hay un tremendo rezago o prácticamente no han asumido esos avances.

El asunto de fondo está en que tampoco podemos estar recordando todas las vejaciones que se pudieron cometer y fomentar la venganza. Eso a las primeras que les hace daño es a las mujeres y luego a los demás porque provocamos el espíritu de revancha. Hemos de reflexionar y ver si lo que procede es una postura femenina o una postura feminista.

La postura femenina reconoce la valía de toda mujer, con sus peculiaridades que se concretan en cada una y, con los aspectos básicos que son para todas –nos guste o no- e influyen en el mundo: su biología, su psicología y su espiritualidad –lo reconozcamos o lo neguemos-.

Lo contundente e independiente de cualquier postura, educación o creencia, nos lo dice la ciencia y el sentido común. La biología está a la vista en la estructura corpórea y en las funciones de los órganos. La psicología muestra una sensibilidad inclinada a la ternura; con un corazón empático abierto a todo y a todos, para asumir los sentimientos de quienes están cerca. La espiritualidad es más serena y detallista.

Al feminismo no le interesa la feminidad y por lo tanto, niega las aportaciones de la ciencia y del sentido común. Busca la liberación de la mujer a costa de negar lo que es y lo que le compete. E incuso quien se acepta como mujer ya pasa a un segundo plano pues las que importan ahora son las lesbianas, las transexuales y un largo etcétera. La maternidad y los papeles desempeñados por las mujeres son asuntos del pasado, ahora los consideran anacrónicos.

La auténtica defensa de la mujer es reconocerla como es, y sobre todo su capacidad para la maternidad –concebir y engendrar vida-. La auténtica libertad es esta y  no la de pretender liberarla de su maternidad o de forzarla a actuar contra su feminidad. Por eso no encontramos respuesta a las siguientes preguntas: ¿Quién apoya a las mujeres que desean ser madres sin dejar su carrera profesional? ¿Quién valora la decisión de dedicarse sólo a su familia?

A cinco años del cónclave 2>

Anunciación.- El Papa Francisco, con su estilo alegre y austero, junto con su cercanía hacia quienes sufren o son marginados, se ha ganado el respeto y el cariño de la gran mayoría. Pero ¿en qué se funda realmente su popularidad? Les comparto algunos análisis de su Pontificado elaborados por sus colaboradores cercanos, con motivo de este quinto aniversario.   

1. Un Pontificado de la alegría. El Secretario de Estado del Vaticano, el card. Pietro Parolin, entrevistado recientemente por Luca Collodi de Vatican News, señaló que en estos cinco años de Magisterio del Francisco resalta que casi todos sus documentos principales “siempre aluden a la alegría”: Evangelii Gaudim, Amoris laetitia, Laudato Si (‘Alabado seas’, que es la alabanza que nace de la alegría de un espíritu lleno de alegría).
El colaborador más cercano del Papa explicó que “la característica fundamental de este pontificado es precisamente la alegría, una alegría que no nace de la despreocupación, sino del hecho de saberse amados por el Señor”.

2. La autenticidad de Francisco. El periodista argentino del Clarín (Buenos Aires), Sergio Rubin, entrevistó al rector de la Universidad Católica de Argentina (UCA), Mons. Víctor Manuel Fernández, que es el más estrecho colaborador intelectual del Papa.
Mons. Fernández explica que un punto en el que se puede observar la autenticidad de Francisco es su “austeridad extrema”, que ya vivía desde Buenos Aires: “no se tomaba vacaciones, no ahorraba, no gastaba en ropa ni en gustos personales, no salía a comer afuera, no se daba ningún gusto. Los demás necesitamos algunos respiros, pero él admirablemente no. Por eso me indigna mucho cuando algunos pretenden acusarlo de haber hecho cosas por dinero”.
El Rector saca una importante consecuencia de este estilo del Pontífice: “¿Quién puede pensar que después de Francisco pueda prosperar un papado condenatorio, que ostente poder y riqueza, que no esté dispuesto al diálogo con todos, que ignore a los débiles de este mundo?”

3. Francisco comprende el drama de cada persona. Otra característica del Papa argentino es su actitud comprensiva y respetuosa ante las diversas realidades humanas, que se hizo patente desde aquella frase: “Quién soy yo para juzgar a un gay que busca sinceramente a Dios”.
Sobre esto, Mons. Fernández mencionó que otra nota fuerte del Papa es su “cercanía paterna”. Como obispo, Jorge Bergoglio siempre se mostró como un padre “que sufre con el dolor de sus hijos, que no se desentiende del drama de los más débiles, que sabe escuchar sin juzgar, que acaricia y también soporta con paciencia”.
El obispo Fernández explicó que el Francisco “comprende el misterio de cada persona, reconoce su drama, se pone en el lugar del otro, y sabe valorar los pequeños pasos que el otro pueda dar, aunque aparentemente sea menos valorado”. Se trata de  una actitud como la de cualquier padre, “que quiere educar a un hijo pero no puede dejar de abrazarlo con paciente ternura”.
Por eso, según el Rector de la UCA, esta actitud del Papa ha marcado la vida de la Iglesia, pues “se ha vuelto inadmisible cualquier actitud condenatoria, agresiva o autoritaria con los que piensan diferente o tienen dificultades para sobrellevar el peso de sus límites”.

Epílogo. Alegría y compresión son dos rasgos, entre muchos más, que han hecho que el Pontificado de Francisco sea popular y atractivo. El Papa no ofrece un cristianismo rebajado e indulgente, sino lo contrario: con alegría y comprensión, frutos de la misericordia, el Papa nos ofrece esperanza para retomar las exigencias del cristianismo, sin sentirnos condenados a pesar de nuestras continuas debilidades.
@FeyRazon    lfvaldes@gmail.com
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Estándares Pro Bono: una iniciativa para fortalecer el acceso a la justicia 2>

Anunciación.- En un evento realizado en la Torre Virreyes de la Ciudad de México, fue presentado el documento sobre los Estándares Pro Bono México, que tienen como objetivo fortalecer el estado de derecho.  

En el evento participaron José Mario de la Garza, Óscar Cruz Barne y Juan Francisco Torres Landa, y destacaron la importancia de “establecer las bases, motivos y consideraciones para estandarizar el concepto de trabajo legal pro bono en México”.

“La justicia debe ser la rectora de nuestro actuar diario, los estándares Pro Bono son el reflejo de ello”, mencionó Juan Francisco Torres Landa durante el evento.

Por su parte, José Mario de la Garza reconoció que los Estándares Pro Bono promueven el acceso a la justicia para las personas de bajos recursos.

Esta iniciativa se caracteriza por tener profesionales del derecho que han tomado conciencia de la importancia de brindar “asistencia legal” a quienes no tienen la capacidad financiera para acceder a servicios legales de calidad.

En ese sentido, Juan Francisco Torres Landa finalizó con lo siguiente: tiene que haber una pugna por la “búsqueda del Estado del Derecho a través de pequeñas contribuciones como el trabajo”.

De esta manera, los estándares Pro Bono son una gran oportunidad para que las personas y las Organizaciones de la Sociedad Civil “puedan acceder a los servicios gratuitos de acceso a la justicia en México”.