Anunciación.- Si tienes un sueño simplemente hazlo, dijo ayer por la noche Philippe Ribiere, escalador profesional, de origen francés y quien padece el síndrome de Rubinstein-Taybi. Los obstáculos que la ha puesto la vida no han sido impedimento para llegar a la cima más alta. A sus 38 años de edad ha conquistado muros en los paisajes más imponentes de todo el mundo en busca de lo que le llama libertad.
En su visita por el país, tocó el turno del Distrito Federal, Ribiere se dio cita en un centro de escalada, ubicado cerca del Casco de Santo Tomás. Al lugar asisten niños, jóvenes y adultos a afrontar sus miedos, a vencer el vértigo que produce la altura, a polvearse las manos con magnesio para tener un mejor agarre y no caer en un intento frustrado por subir la complicada pared llena de obstáculos. Algunos escaladores, asisten por conquistar un reto más en el día a día, otros por diversión, pero todos comulgan con una misma idea y un mismo objetivo, el de llegar a la parte más alta sabiendo que esa lucha lleva consigo caídas, raspones, sudor y la impotencia de caer al suelo.
“Lo único que siempre quise en mi vida fue ser libre y escalar me lleva a superar mis retos, a vencer mis miedos. Estoy muy orgulloso de lo que me he convertido y eso no tiene precio”.
No obstante, por si fueran pocas las caídas y el riesgo de subir una pared de 40 metros, Philippe Ribiere ha tenido que escalar en su vida contra las burlas, frustración, obstáculos y la falta de aceptación de su familia que lo abandonó recién nacido, eso lo llevó a permanecer por unos años en un hospital, posteriormente en un orfanato, hasta que fue adoptado por una familia francesa.
“El amor y la pasión por escalar es lo que me hace subir una pared, tengo 38 años y soy libre. Estoy orgulloso de mi discapacidad, es mi mejor disfraz, mi mejor oportunidad, el mejor regalo que la naturaleza me ha dado y no lo cambiaría por nada en el mundo”.
Quiso ingresar en la adolescencia a un club de bicicleta y le cerraron la puerta, le dieron como respuesta un contundente NO, la explicación fue que por tener discapacidad, ese lamentable episodio lo llevó a la escalada. Hoy en día lo que más disfruta es agarrar mochila y viajar por el mundo en busca de llegar a la pared más alta para levantar los brazos y gritar para liberar toda la adrenalina contenida.
Más de 50 asistentes escucharon la lección de vida de Philippe, asombrados por las imágenes que vieron en el documental “Tierra de Gigantes”, este trata sobre el último viaje que realizó a Omán, un país situado en el continente asiático. El objetivo de la expedición fue la capacidad de superar lo imposible, con base en el coraje, valentía, amor y voluntad.
“Prométanme que van a hablar con sus hijos, con sus padres, con sus parejas y aprendan a perdonar si alguien les ha hecho un mal. Tuve la oportunidad de haber descubierto la escalada y la magia de descubrir la naturaleza. Hagamos las cosas con amor y pasión y de esa manera seremos las personas más contentas del universo”.