¿Por qué celebrar el Día, y el mes, Nacional de la Familia?

5 marzo, 2021
María Teresa Magallanes

En primer lugar, porque todos tenemos una familia. Todos los seres humanos hemos nacido de la unión de un hombre y una mujer, independientemente de si esa unión fue amorosa o no, amparada por la ley y la religión, o no. Este triángulo, madre, padre e hijo, es la expresión mínima de la institución familiar, aunque debo decir que antes de este trío, está la complementariedad de las personas del hombre y la mujer que, al unirse, vienen a constituir el núcleo de lo que es su familia, desde antes de que crezca por la llegada de los hijos.

 

Nuestros padres nos han dado la herencia más valiosa que podían darnos, ya que, teniendo ellos la vida nos la quisieron compartir; sean cuales hayan sido las circunstancias, estamos vivos gracias a ellos.

Este mes estamos celebrando el Día Nacional de la Familia, que fue instituido en 2005 por, el entonces presidente, Vicente Fox. Más adelante, la sociedad misma lo ha prolongado al Mes de la Familia, como si un día al año fuera muy poco festejo para algo tan importante en la vida humana.

Es una fecha que tiene especial significado para los mexicanos, puesto que en nuestro país se reconoce a la familia como uno de los valores fundamentales de todas las personas. No hay que olvidar que la familia es una sociedad natural, antes de ser una reconocida por el Estado o la religión; es decir, nadie la ha inventado, estaba inscrita en la naturaleza humana desde el principio de los tiempos.

Pero, ¿qué es la familia para cada uno de nosotros? La respuesta será múltiple, luego del reconocimiento generalizado de su valor, porque cada familia, siendo en esencia igual a todas, es en la práctica una realidad única.

Por eso, se habla hoy de familia y familias, porque una cosa es lo que debiera ser la familia en general, y otra muy diversa lo que es la de cada uno; a este respecto me gustaría decir que entre más claridad tengamos sobre lo que es y debe ser la institución natural de la familia, más posibilidades habrá de construir la propia con mayor coincidencia con lo que ella es.

Creo que más que hablar de “familias”, deberíamos referirnos a diversas situaciones familiares, pues independientemente de dichas situaciones, toda familia debe cumplir con sus fines naturales.

Vayamos a una sencilla definición: “La familia es un conjunto de personas, unidas por vínculos biológicos, afectivos y jurídicos, que tiene como finalidad el ayudarse unos a otros en la tarea de su realizar su máximo desarrollo personal, precisamente a través de sus relaciones interpersonales”

Esto es aplicable a la “familia nuclear” que es la unión estable de un hombre y una mujer, comúnmente llamada matrimonio, así como a la “familia celular” que incluye ya a padres e hijos, y a la “Familia ampliada o extensa” que incluye otros miembros de la familia, como los abuelos que unen verticalmente a las diferentes generaciones, y a los tíos y primos que unen a la generación contemporánea.

Ahora veamos qué es lo que ofrece, o lo que podemos esperar de la familia. La definición arriba expresada nos propone unas metas muy altas, cuyo logro no se podrá dar sin la colaboración de todos los miembros de cada familia.

Es lógico esperar que los miembros fundadores de la misma sean quienes tengan mucho más que aportar al principio, no sólo porque dieron origen a la institución familiar, sino porque por su edad y grado de madurez personal, estarán en condiciones de aportar más a los que irán llegando, los hijos, quienes tardarán alguno tiempo en ser capaces de colaborar en el desarrollo de sus padres.

Sin embargo, pienso que la misma llegada del primer hijo, sin que éste haga nada más que estar vivo, ya favorece el desarrollo personal de sus padres. ¿Cómo no reconocer lo que hemos tenido que aprender y desarrollar cuando nos enfrentamos a la responsabilidad de cuidar y atender a los hijos? Ya el sólo hecho de iniciar una relación amorosa con el hijo, incluso antes de su nacimiento, nos da un mayor grado de perfección personal, porque el amor es lo que más engrandece al ser humano.

Estarán también los abuelos, en su papel ciertamente secundario pero muy importante, que en su nuevo papel en nuestra familia vienen a enriquecerla. Igualmente, es importante mencionar a los hermanos, con quienes se tiene una relación de igualdad, independientemente de las diferentes edades que pueda haber entre ellos. Todas estas relaciones forman parte del gran sistema familiar de desarrollo personal, es decir de educación del ser humano para transitar por un proceso progresivo de perfeccionamiento.

Cada una de estas relaciones que se dan, no en grupo, sino entre personas individuales, tienen un gran valor para desarrollar los valores familiares de: respeto, justicia, apoyo, comprensión, solidaridad, servicio, benevolencia, sinceridad y sobre todo el amor, que solo se puede aprender en la familia. En las relaciones familiares todos aportan y todos se benefician, por eso es muy importante la participación activa de todos.

Estos valores adquiridos y desarrollados en la intimidad del hogar familiar, se reflejarán luego en el todo social, que tanto necesita de la aportación de cada ciudadano en bien de los demás; de su participación activa en la vida social con iniciativas que favorezcan una convivencia armoniosa y pacífica entre todos los mexicanos.

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