Anunciación.- La mayor parte del éxito de Hollywood se basa en hacer atestiguar a los espectadores romances, aventuras y amistades, en apariencia más grandes que la vida real. A veces nos permiten replantearnos nuestras propias existencias, y otras nos asustan o nos hacen llorar, pero en general la idea es hacernos pasar un buen rato. Son varias también las cintas cuya finalidad parece radicar en hacernos sentir bien. De estas últimas mencionemos algunas de las más recordadas.

Qué bello es vivir (It’s a Wonderful Life, 1946). Sí, puede decirse que se trata del sueño americano idealizado, presentado de una manera muy sentimental, pero su lado efectivo e interesante es ese vistazo a lo que sería el mundo si uno “no estuviera” en él. Afortunadamente va más allá que una especie de Cuento de Navidad (de Dickens) llevado a los Estados Unidos de la década de 1940. Un ángel de la guarda trata de ayudar a un banquero desesperado para que recapacite y no cometa un acto desesperado del que no hay marcha atrás. Clásica, y muy añeja, película de temporada navideña, que a pesar de los años no pierde su efecto.

Hechizo del tiempo (Groundhog Day, 1993). Para los que acostumbran pedir una “segunda oportunidad”, cuidado con lo que piden, pues ¿qué pasaría si tuvieran que revivir una y otra y otra vez el mismo día? La cinta tiene esa magia especial que permite que un personaje irritante y arrogante, termine siéndonos agradable al vivir con él esa extraña aventura en el tiempo. Sin buscar ser un discurso moral, pues está centrada principalmente en divertirnos, la película puede hacer que nos cuestionemos acerca de las cosas que realmente valen la pena.

Sueño de fuga (The Shawshank Redemption, 1994). Parecerá raro incluir una película de presidiarios en una reseña de películas que levantan el ánimo, pero ésta atípica cinta (para algunos, la mejor película jamás filmada), basada en una historia del terrorífico Stephen King, es una exhibición conmovedora de la amistad y la esperanza, dos ingredientes infalibles para hacernos sentir bien. Si te gusta, y quieres seguir en el talante de películas conmovedoras situadas en prisiones, puedes ver Milagros inesperados (The Green Mile, 1999), que no es tan buena como su predecesora, pero bien vale la pena.

Amélie (Le fabuleux destin d’Amélie Poulain, 2001). No se trata de una cinta de Hollywood, de hecho es francesa, pero una lista de películas que te hacen sentir bien estaría incompleta sin ella. Una joven decide crear felicidad en las vidas de sus semejantes. Con un humor que no siempre es muy luminoso, esta historia además de divertirnos pudiera hacernos cuestionar que en la vida quizá lo correcto no sea hacer todo en beneficio de los demás.

Babe, el puerquito valiente (Babe, 1995). Antes de que la animación por computadora “facilitara” las cosas en la industria del cine, las películas protagonizadas por animales, tenían que ser actuadas por animales reales. Eso significaba una labor agotadora y una gran paciencia por parte de domadores y del director, lo que hace de Babe una película excelente desde el aspecto técnico, asombrándonos que se haya logrado tanto con esos “actores del arca de Noé”. Pero la trama es aún más interesante que lo técnico. Una conmovedora película sobre la determinación, tolerancia y la confianza que disfrutarán tanto los niños como los adultos, ¡dalo por hecho!

Otras películas, más enfocadas a ciertos segmentos del público, que aunque no son tan buenas sí terminan haciendo que al final la gente se sienta bien son:

Para chicas (sí, demasiado románticas): Realmente amor (Love Actually, 2003, Gran Bretaña); para deportistas: El campo de los sueños (Field of Dreams, 1989) y Rocky (1976); para estudiantes de medicina: Patch Adams (1998) y para insectos: Bichos: una aventura en miniatura (A Bug’s Life, 1998).
¿Cuál es la película que a ti te hace sentir bien?