Anunciación.- El Papa Francisco se reunió esta mañana en el Aula del Sínodo con los participantes en el Encuentro Mundial de los Movimientos Populares que se celebra del 27 al 29 de octubre, organizado por el Pontificio Consejo Justicia y Paz en colaboración con la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales y con líderes de diferentes movimientos.

 

El Santo Padre se refirió al término solidaridad como, ”una palabra que no cae bien siempre -ha dicho- yo diría que algunas veces la hemos transformado en una mala palabra, no se puede decir; pero es una palabra mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos. Es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. Es enfrentar los destructores efectos del Imperio del dinero: los desplazamientos forzados, las emigraciones dolorosas, la trata de personas, la droga, la guerra, la violencia y todas esas realidades que muchos de ustedes sufren y que todos estamos llamados a transformar. La solidaridad, entendida, en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia y eso es lo que hacen los movimientos populares”.

 

Asimismo, recordó que este encuentro no responde a una ideología ya que los movimientos no trabajan con ideas sino con realidades. ”No se puede abordar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que únicamente tranquilicen y conviertan a los pobres en seres domesticados e inofensivos -ha continuado-. Este encuentro nuestro responde a un anhelo muy concreto, algo que cualquier padre, cualquier madre quiere para sus hijos; un anhelo que debería estar al alcance de todos pero hoy vemos con tristeza cada vez más lejos de la mayoría: tierra, techo y trabajo. Es extraño pero si hablo de esto para algunos resulta que el Papa es comunista”.

 

”Hoy, al fenómeno de la explotación y de la opresión se le suma una nueva dimensión, un matiz gráfico y duro de la injusticia social; los que no se pueden integrar, los excluidos son desechos, “sobrantes”, esta es la cultura del descarte. Esto sucede cuando al centro de un sistema económico está el dios dinero y no el hombre, la persona humana. Si al centro de todo sistema social o económico tiene que estar la persona, imagen de Dios, creada para que fuera el denominador del universo. Cuando la persona es desplazada y viene el dios dinero sucede esta trastocación de valores”.
El Papa Francisco, también mencionó el tema de la paz y la ecología. ”No puede haber tierra, no puede haber techo, no puede haber trabajo si no tenemos paz y si destruimos el planeta… la creación no es una propiedad, de la cual podemos disponer a nuestro gusto; ni mucho menos, es una propiedad sólo de algunos, de pocos: la creación es un don, es un regalo, un don maravilloso que Dios no ha dado para que cuidemos de él y lo utilicemos en beneficio de todos, siempre con respeto y gratitud”.

 

Francisco acentuó la importancia de caminar juntos y ha finalizado recordando que ”los movimientos populares expresan las necesidad urgente de revitalizar nuestras democracias, tantas veces secuestradas por innumerables factores. Es imposible imaginar un futuro para la sociedad sin la participación protagónica de las grandes mayorías y ese protagonismo excede los procedimientos lógicos de la democracia formal”.

 

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