Anunciación.- ¿Cuántos libros has leído que al final te hagan sentir bien? Lo digo en el sentido positivo, inspirado y motivado, pero que no sean trabajos que se ubiquen en el área de la superación personal. Difícil pregunta, ¿verdad? Muchos libros suelen ser conmovedores, iluminadores y edificantes, pero no necesariamente te hacen sentir bien de una manera directamente positiva. Ahora conoces la dificultad a la que me enfrente cuando se me encomendó hacer una lista de cinco libros que motivan, sin ser catalogados como de motivación personal.
Cuento de Navidad, de Charles Dickens (A Christmas Carol, 1843). El libro para sentirse bien por excelencia, la noche en que Scrooge es llevado a recapacitar por espíritus que lo conducen a través el tiempo. Todos conocemos la historia, hay miles de versiones de ella, sin embargo cuando leemos un clásico, como lo es esta breve novela, nos revelará cosas que no conocíamos de él. Por su permanencia en el tiempo y porque siempre es, y será, un gusto leerlo, éste debe ser el libro más positivamente edificante, en su totalidad, de toda la historia.
El alquimista de Paulo Coelho (O Alquimista, 1988). Bien, este libro puede ser considerado una obra de motivación como tal, sin embargo, tiene un encanto literario que lo hace destacar por sobre los de su clase. Una aventura de descubrimiento personal que atrapa y hace que uno lea sus páginas como hechizado. Sin quitarle mérito a su autor, es también justo señalar que la magia del texto puede venir directamente de la obra que lo inspiró, pues El alquimista es una historia demasiado parecida a una que se incluye en el maravilloso Las mil y una noches. En fin, el libro de Coehlo le ha abierto los ojos a mucha gente.
Matar a un ruiseñor de Harper Lee (To Kill a Mockingbird, 1960). Un crimen, un juicio, la visión de un niño en el sur de los EE. UU. cuando el racismo era un gran problema (aunque sinceramente las heridas que causan las direfencias raciales aún siguen sin cerrarse en nuestro tiempo). Ganadora del premio Pulitzer, esta novela de fácil lectura, pero de compleja trama, nos engancha y nos hace testigos de que la justicia, tal como dicen de Dios mismo, tiene caminos misteriosos que no siempre nos resultan tan claros. Un libro apto tanto para adultos como para jóvenes lectores. Y sí, existe una película clásica basada en este libro, y también muy recomendable, pero por buena que sea ésta, no llega al grado de excelencia del libro.
La historia de mis experimentos con la verdad de Mahatma Gandhi (The Story of My Experiments with Truth, 1921). El hombre clave en la independencia de la India fue elevado a un nivel casi divino, y así suelen presentárnoslo documentales y libros de texto, como “un alma grande”, un ser “por arriba de la humanidad”, pero él siempre se asumió como un persona, común y corriente, en un continuo proceso de mejora, siempre en un esfuerzo para erradicar sus faltas. En esa autobiografía suya podemos adentrarnos en su pensamiento y conocer al humano, al ser de carne y hueso, que estaba en esa aspiración constante a ser mejor. Es cuestión de fijarnos una meta y trabajar en ella. Quizá ser mejores no es fácil, pero Gandhi nos demuestra en sus palabras que no es un trabajo imposible.
Groucho y yo de Groucho Marx (Groucho and Me, 1959). Los hermanos Marx (que nada tenían en común con el famoso Karl, a excepción del apellido) fueron grades estrellas en Hollywood cuando el cine recién empezaba a ser sonoro. Protagonizaban comedias llenas de locura y juegos de palabras que inspirarían años después a caricaturas como las de los Looney Tunes y a personas como John Lennon. El más destacado de los hermanos Marx fue Groucho, amante de los libros fue un escritor autodidacta. En sus obras se percibe su gran ingenio y su lado filosófico, sin perder nunca su aspecto gracioso. Este libro nos hace sentir bien porque nos hace reír, y sabemos que el mejor remedio para todo es la risa. No hay que tomar las cosas tan en serio, pero tampoco hay ser seres totalmente frívolos e irracionales, existe un punto medio entre esos dos terrenos, así nos lo demuestra Groucho Marx en esta autobiografía suya.