LA VIDA HUMANA

4 octubre, 2021

Cuando algo nos pertenece, por ser cotidiano, por acompañarnos siempre, porque lo damos por supuesto, porque ordinariamente no consideramos el peligro de perderlo, porque también los demás lo tienen, porque no es canjeable, porque no lo podemos vender ni en partes, porque nos acompaña durante nuestro paso por la Tierra, la costumbre nos impide valorarlo.

Esto sucede con nuestra vida. Diariamente no la valoramos. Generalmente sólo se detienen a estudiarla los médicos, los filósofos y algunos más como los abogados, que indican una serie de sanciones a quienes atentan contra ella sin motivos justificados. Personalmente reflexionamos sobre ella cuando falla algún aspecto, o cuando quieren incrementar su rendimiento como los deportistas.

Sin embargo, las criaturas que tienen vida, con ella poseen una serie de cualidades asombrosas. Son capaces de encontrar la manera de conservarse, buscan recursos para sustentarse o para recuperar la salud, detectan los peligros y los afrontan si tienen las fuerzas requeridas o huyen si no las tienen. Además, procuran la permanencia de su especie con la reproducción.

Pero entre los vivientes que habitan nuestro planeta, hay una especie que manifiesta la superioridad sobre las demás criaturas, son los poseedores de vida humana: las personas. Ellas tienen la capacidad de organizar a los otros seres vivientes o no, y aprovechan sus cualidades, pero también los cuidan e investigan el modo de encontrar mejor rendimiento.

Aunque lo más importante de quienes tienen vida humana es lo que hacen consigo y las relaciones que establecen con los demás. Aunque cuentan con un instinto natural que les ayuda, esta capacidad es superada por su modo de conocer y su modo de actuar porque son libres. La libertad les hace ser dueños de su propia vida y convivir con los de su especie para superarse. Establecen relaciones con todos, pero admirablemente lo pueden hacer con Dios.

Esta reflexión sobre la vida humana nos tiene que mover a defender lo que es grandioso, lo que reciben otros seres humanos, tengan la edad o las peculiaridades que tengan. Lo primero es respetarles porque poseen el don más grande que se puede recibir y hay que ayudarles a conservarlo. Nadie tiene derecho a quitar la vida humana. Sólo Dios cuando llama a cada uno.

La vida humana sí vale mucho. La canción se equivocó al decir que no vale nada.