Fundación OMA- Siembra semillas de esperanza contra la violencia sexual en la niñez

3 agosto, 2021
Autora: Sandra Salgado Acevedo

Fotos: Fundación OMA IAP

La violencia sexual en la niñez y en la adolescencia, es una problemática de suma importancia, por la cual se deben de tomar acciones que garanticen el correcto desarrollo de los niños, permitiendo tener una vida libre de esto y de cualquier tipo. Es una situación que ha existido, y cada día cobra más fuerza, por lo que es vital que se tomen cartas en asunto.

 

Las Cifras: Un grito de auxilio

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el maltrato infantil se define como los abusos y la desatención de que son objeto las y los menores de 18 años, e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso sexual, negligencia y explotación comercial o de otro tipo que puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder.

 

Además, una investigación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), reflejó que México ocupa el primer lugar mundial en abusos sexuales contra niños. El estudio revela que la mayoría de los abusos se producen en el entorno familiar y siete de cada 100 adultos mexicanos encuestados revelaron haber sufrido abusos. Estas cifras son alarmantes, sin embargo, no es todo, ya que 150 millones de niñas y 73 millones de niños en el mundo han experimentado relaciones sexuales forzadas u otras formas de violencia sexual que implican contacto físico (OMS).

La pandemia que hemos vivido desde el año pasado, ha provocado, entre otras cosas, que estas cifras vayan en aumento debido al encierro que se ha tenido que instaurar. Muchas de las víctimas de violencia sexual se han visto obligadas a pasar este encierro con su agresor. Las agresiones dentro de los hogares y la violencia sexual crecieron en la Ciudad de México durante 2020. El mayor incremento se registró en el delito de violación equiparada con 56.2% más casos que al año anterior, pues mientras en 2019 se tuvieron 290 casos, en 2020 llegó hasta 453 casos, de acuerdo con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).

El panorama es devastador y es por esto, que resulta de suma importancia hacer algo para ayudar a estas niñas y niños que han sufrido violencia sexual, o de cualquier tipo, garantizándoles un ambiente seguro para poder desarrollarse. Además de buscar prevenir estas prácticas.

 

Sembrando semillas de esperanza

Fundación OMA, IAP, es una institución de la Sociedad Civil, que se encarga de hacerle frente a esta importante situación, desde hace siete años, para otorgar una alternativa amable, creativa y favorable para niñas, niños y adolescentes de hasta 18 años que han sobrevivido a situaciones de abuso y violencia sexual. Con el único interés de ayudar han ido conformando todo un equipo de profesionales que abordan desde diferentes aspectos esta problemática, demostrándoles de esta manera que, aunque sea un camino difícil, siempre hay una salida.

Cuentan con cuatro programas eje:

º Brindar atención psicológica y talleres psicoeducativos de prevención.

º Acompañar en el desarrollo integral por medio de actividades formativas y recreativas.

º Asesorar en materia legal a víctimas de violencia sexual infantil.

º Sensibilizar a la población sobre la magnitud y efecto del abuso sexual infantil; y promover la prevención y la denuncia a través de campañas.

º Operan a través de casas hogares dedicadas a albergar y atender a niños en situación de desamparo y violencia.

Olga Mireles, presidenta del patronato y fundadora de Fundación OMA, IAP, comentó en entrevista para Somos Hermanos: “Hemos ido aprendiendo en el camino, al principio cuando llegábamos a las casas hogar, al principio no les gustaba tanto a las niñas y niños y ahora, hasta lloran y se quedan tristes porque nos vamos. Se han dado relaciones muy afectivas tanto con ellos, como con sus cuidadoras, nosotros lo que tratamos de hacer es sembrar una semilla de esperanza”.

Como institución saben que es un tema importante que debe ser tratado con mucha seriedad, es por esto que cuentan con un modelo integral que les permite ayudar a sus beneficiarios de una manera completa. Entre el 2014 y 2020 se atendieron 2,623 beneficiarios, a los cuales se les dieron 230 terapias psicológicas, 13 grupos focales, 20 asesorías, 42 entrevistas, 230 terapias psicológicas, 13 grupos focales, 20 asesorías, 42 entrevistas, 1 protocolo de actuación para denuncias y 13 pláticas de sensibilización.

La institución busca no solo ayudar a las víctimas, sino que intentan realizar campañas de prevención, el objetivo es que los niños sepan cómo cuidarse y comprendan que pueden poner un alto. Saben que es un tema difícil, pero es por eso que se debe de hablar para intentar que deje de existir este tipo de violencia. “En las casas hogares que visitamos se tocan temas muy fuertes, sin embargo, no podemos olvidar que la base de todo es el amor. En el mundo hay violencia por todos lados, pero también hay felicidad, alegría y el sol sigue saliendo todos los días. Entonces hay que focalizarnos a las cosas positivas y desde ahí ayudar”, mencionó Olga Mireles.

El trabajo que se da dentro de la institución es altamente profesional y se otorga personalizado o en grupo, dependiendo de las necesidades de los beneficiarios, siempre tomando en cuenta su sentir y fomentando una confianza para que pueda sobrellevar la situación de la mejor manera. Un ejemplo de esto es el siguiente testimonio:

 

Carmen Rodríguez – Psicóloga de Fundación OMA

Testimonio de beneficiaria- Adolescente, 15 años.

En un primer momento ella participó en los talleres psicoeducativos en la casa hogar donde ella pertenecía, su participación en las actividades era reservada. Sin embargo, estuvo en todas las sesiones y siempre tenía disposición para participar; posteriormente como a la tercera sesión de los talleres ella se acercó a nosotras para solicitar la atención, compartió que era lo que le estaba sucediendo. Entonces, esto fue muy importante porque por una parte nos dejó ver la confianza que se genera en los talleres psicoeducativos que permite a los y las adolescentes ir más allá, y encontrar también en nosotras como psicólogas un apoyo por lo que están atravesando.

Fue así que entonces que se decidió a empezar a darle la atención individual, a partir de lo que ella necesitaba. Cuando se inició la intervención, ella presentaba desafortunadamente un cuadro complicado, tenía síntomas de estrés postraumático, tenía un cuadro importante depresión y ansiedad. Entonces, conforme fueron avanzando las sesiones ella aprendió a aplicar técnicas de respiración y relajación para regular su ansiedad, también fue importante trabajar con ella bajo el principio de atención plena para que pudiera estar aquí y ahora. También hicimos un trabajo de restructuración cognitiva, porque el discurso que tenía alrededor de los sucesos de violencia que ella vivió pues le hacían pensar que ella había sido la culpable, por una parte, por otra parte, también tenía un discurso interno muy negativo.

Entonces, trabajamos para fortalecer su autoestima, para cambiar su discurso interno a uno más positivo, poco a poco ella fue aprendiendo autorregularse, a manejar sus emociones, identificarlas, expresarlas de manera más asertiva. También entendió que nada de lo que había pasado había sido su culpa, y que era una persona muy valiosa porque por toda la violencia que vivió tanto física, sexual, y psicológica; ella tenía una autoestima muy disminuida. Afortunadamente, fue ella identificando sus cualidades sus fortalezas y también tuvo la motivación para generar sus propias metas.

 

Abriendo camino en las políticas públicas

Es un tema difícil en dónde es común que la impunidad sea un factor que predomine al momento de buscar justicia, en ocasiones estos crímenes no se denuncian por ser protagonizados por miembros de la familia o personas que residen o visitan el hogar familiar, o por personas en las que normalmente confían. Es por esto que, Fundación OMA, IAP, busca generar un cambio e incidir de una manera que beneficie a las niñas y niños que han sufrido violencia sexual y que merecen justicia. Cuentan con profesionales que apoyan a los niños, niñas y jóvenes que lo necesiten, fomentando un acompañamiento que sea beneficioso para ellos, también en términos legales.

Fundación OMA, IAP, son una institución comprometida con ayudar, existen pocas instituciones que se dedican a trabajar y ayudar a niños que padecen esta triste situación. Ninguna persona debería pasar por alguna clase de violencia, pero cuando te das cuenta que los niños son de los que más lo sufren, notas lo importante que es comenzar a hacer y apoyar esfuerzos más grandes. Debemos proteger a la niñez y es deber de todos erradicar estas prácticas.

 

Fundación OMA IAP. Página web: www.fundacionoma.org Facebook: Fundación OMA, IAP

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