EL PASADO: PUNTO DE PARTIDA

16 junio, 2021

Es infantil decir “borrón y cuenta nueva” para la conducta de una persona. Esa frase puede ser un aliciente cuando se trata de objetos, pero no se aplica a las personas. Borrón y cuenta nueva puede ser relajante cuando nos perdonan una deuda o cuando estropeamos un adorno antiguo y nos piden que lo repongamos. Como es antiguo ya no hay algo semejante y dejan de insistir en que lo repongamos.

En las personas no hay borrón y cuenta nueva porque todo lo que hacemos o hicimos en el pasado deja huella, para bien o para mal. Eso no quiere decir que no se pueda cambiar, pero precisamente si se trata de rectificar tenemos que estar atentos para no volverlo a hacer, porque nuestras actuaciones dejan una huella facilitadora. Por eso conviene hacer el bien.

El aprendizaje de la reclusión del año pasado por supuesto nos influirá. Las guerrillas desatadas en los pueblos influirán porque habrá heridos que repudiarán a quienes les han hecho daño. Habrá presos con condena y otros simplemente presos por ser de otra nación. Justamente tratados o injustamente. Quedarán familias incompletas o con personas afectadas física o psíquicamente Los hechos exigen justicia.

El pasado deja huella y aprendizajes. Por lo tanto, forja el futuro que consiste en aprender de los hechos que tuvieron un proceso completo. Pero todos los que no llegaron a su fin es necesario retomarlos, continuarlos y terminarlos. Esto deja claro que entre el pasado y el presente hay una continuidad.

Además, los hechos terminados en el pasado se deben analizar, entenderlos no con la óptica de los recursos contemporáneos sino con los recursos con los que contaban en el pasado. Estos análisis abren horizontes, se disculpa el modo de actuar cuando no tuvieron lo que tenemos. Y disfrutamos los recursos del presente.

La meta es practicar la justicia, y juzgar el pasado desde las circunstancias de entonces. Mirar con ambos ojos y escuchar para ser objetivos y para no prestarse al encono, a la venganza, o al rencor. Con rencor no hay futuro, con el rencor no hay desarrollo verdadero. Lo adecuado es poner en la balanza todos los datos, formarse una opinión veraz y tratar con justicia a todos. Esto sí promueve un futuro mejor.

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