Anunciación.- “Quienes acumulan riquezas a causa de la explotación de las personas cometen un pecado mortal, y son como sanguijuelas”, dijo el Papa Francisco, en la misa oficiada en la Capilla de la Casa Santa Marta.

 

“Cuando las riquezas se logran con la explotación de la gente… la pobre gente se vuelve esclava”.

 

El Pontífice denunció que hoy existe “una verdadera esclavitud”. No es algo del pasado, en lugares lejanos – ya no se va a África para vender esclavos en América. No. Ocurre en nuestras ciudades: hay traficantes que tratan a la gente con el trabajo sin justicia.

 

“Pensemos en este drama de hoy: la explotación de la gente, la sangre de esta gente que se vuelve esclava, los traficantes de personas y no sólo los que trafican con las prostitutas y los niños en el trabajo de menores, sino en ese tráfico, digamos más ‘civilizado’: ‘Yo te pago hasta aquí, sin vacaciones, sin seguro sanitario, sin… todo en negro… ¡Pero me vuelvo rico!’”.

 

Francisco invitó a meditar sobre el drama de estas personas explotadas, y a pedir al Señor que nos ayude a comprender y vivir la sencillez del Señor Jesús, que nos habla hoy en el Evangelio: es más importante un vaso de agua en nombre de Cristo, que todas las riquezas acumuladas con la explotación de la gente.