Cuando comer se vuelve un acto de resistencia

27 junio, 2025

El pasado 18 de junio no fue un día cualquiera. En un mundo que enfrenta crisis climáticas, hambre y desigualdad, esta fecha marcó un recordatorio urgente: la forma en que comemos importa. En el marco del Día de la Gastronomía Sostenible, impulsado por la ONU, el llamado fue claro: repensar nuestras prácticas alimentarias para que dejen de ser parte del problema y se conviertan en parte de la solución.

Ya no se trató solo de celebrar la diversidad culinaria o el placer del buen comer; se trató de transformar la comida en una herramienta de cambio profundo.

En México, cada año se tiran millones de toneladas de alimentos que podrían nutrir a comunidades enteras. Esa pérdida no solo refleja un sistema roto, también representa un impacto ambiental descomunal: metano en la atmósfera, agua desperdiciada, tierras usadas en vano. Frente a esto, organizaciones como Alimento Para Todos dieron una respuesta concreta.

En lugar de permitir que esa abundancia mal distribuida terminara en la basura, recuperaron alimentos que aún eran aptos para el consumo y los canalizaron hacia quienes más lo necesitan. Su labor no se limitó a entregar comida: transformaron excedentes en productos como tortillas o totopos, y con ello, dignificaron cada alimento rescatado.

Además, su comedor “Una Comida Para Todos”, ubicado en el corazón de la Central de Abasto, demostró que una cocina nutritiva, local y con conciencia ambiental es posible. Ahí, cada platillo servido fue un acto de respeto hacia la tierra, hacia los agricultores y hacia las personas que se alimentan.

La sostenibilidad no fue una moda ni una etiqueta gourmet: fue una práctica diaria que empezó en casa, con decisiones simples como comprar local, aprovechar al máximo lo que se tiene y evitar tirar comida que aún puede ser consumida.

En esta fecha, más que conmemorar, tocó actuar. La gastronomía sostenible no fue tarea exclusiva de chefs o activistas; fue una responsabilidad compartida que se ejerció en cada refrigerador, en cada tianguis, en cada comida que decidimos preparar o salvar. Desde Alimento Para Todos lanzamos una invitación abierta: súmate al cambio. Dona, participa, comparte. Porque en cada alimento rescatado hay una oportunidad de cuidar el planeta y alimentar con dignidad.