Anunciación.- En septiembre de 2014 el gobierno federal anunció la construcción de un Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM) en la zona del antiguo lago de Texcoco, con un costo estimado de 169 mil millones de pesos, convirtiéndola en la obra de infraestructura más grande del país de las últimas décadas. El Instituto Mexicano para la Competitividad AC (IMCO), el Centro de Transporte Sustentable (CTS) EMBARQ México y el Centro Mexicano de Derecho Ambiental AC (CEMDA), crearon un Observatorio Ciudadano que vigilará que esta obra se realice bajo los más altos estándares de calidad y transparencia para alcanzar el máximo bienestar económico y social, haciendo un manejo sustentable del medio ambiente.
Las organizaciones reconocieron la prioridad de contar con un nuevo aeropuerto que se inserte dentro de una estrategia integral de desarrollo económico, de políticas urbanas, sociales y ambientales. Por esta razón, se llevaron a cabo cuatro foros ciudadanos en donde sociedad civil, empresarios, académicos y expertos analizaron temas fundamentales como:
a) Competitividad y desarrollo económico
b) Desarrollo urbano y movilidad
c) Medio ambiente
d) Inclusión social
El documento “Ejes de monitoreo” se elaboró tomando en cuenta las preocupaciones externadas por los asistentes a los foros ciudadanos y el análisis que se realizó a partir de la información disponible.
Las organizaciones que “como sociedad civil tenemos el derecho y la responsabilidad de monitorear todos los procesos de este proyecto, que incluyen desde la planeación hasta el diseño, la construcción y operación del nuevo aeropuerto. La transparencia y la rendición de cuentas son elementos esenciales para minimizar el riesgo de corrupción y asegurar que las cosas desde un inicio se hagan bien, en términos de costos, tiempo y calidad. La ciudadanía no quiere que se repitan errores de otros proyectos de infraestructura”, destacaron
Agregaron que “por su magnitud, el proyecto del NAICM no tiene precedente y por ende la transparencia sobre todos los procesos de decisión, no sólo resulta deseable sino imprescindible para asegurar la legitimidad social que un proyecto de esta envergadura requiere para su éxito. Cuando los grandes proyectos de infraestructura incorporan las preocupaciones y el conocimiento de expertos y de la sociedad civil, el país se ve beneficiado”, concluyeron las organizaciones.