La espiritualidad ecológica en la Encíclica “Laudato Sí”, sobre el cuidado del planeta, habla a todos los habitantes de la tierra, especialmente a los que tienen el deber de frenar la contaminación y expropiación de tierras, agua, trabajo y vida.

Papa Francisco publicó hoy su Carta Encíclica titulada Laudato Sí, sobre el cuidado de la casa común. Al inicio nos recuerda que somos tierra “Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura”. Y tras hacer un recuento de las advertencias y propuestas de Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI, el patriarca Bartolomé y san Francisco de Asis, al respecto del cuidado de la tierra; en el parágrafo 13, Papa Francisco comienza su llamado.

Sobre la descripción de la situación actual incluye el conflicto del agua, provocado por empresas e industrias que toman el bien natural como mercancía, así como las afectaciones a la biodiversidad y el cambio climático.  Los puntos 30 y 31 dicen así: “Mientras se deteriora constantemente la calidad del agua disponible, en algunos lugares avanza la tendencia a privatizar este recurso escaso, convertido en mercancía que se regula por las leyes del mercado. En realidad, el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos. Este mundo tiene una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable, porque eso es negarles el derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable. Esa deuda se salda en parte con más aportes económicos para proveer de agua limpia y saneamiento a los pueblos más pobres. Pero se advierte un derroche de agua no sólo en países desarrollados, sino también en aquellos menos desarrollados que poseen grandes reservas. Esto muestra que el problema del agua es en parte una cuestión educativa y cultural, porque no hay conciencia de la gravedad de estas conductas en un contexto de gran inequidad”.

“Una mayor escasez de agua provocará el aumento del costo de los alimentos y de distintos productos que dependen de su uso. Algunos estudios han alertado sobre la posibilidad de sufrir una escasez aguda de agua dentro de pocas décadas si no se actúa con urgencia. Los impactos ambientales podrían afectar a miles de millones de personas, pero es previsible que el control del agua por parte de grandes empresas mundiales se convierta en una de las principales fuentes de conflictos de este siglo”.

Destaca la advertencia que Papa Francisco hace al daño social causado por la sobrepoblación en grandes ciudades y la expropiación de territorios y agua en zonas rurales: “Si tenemos en cuenta que el ser humano también es una criatura de este mundo, que tiene derecho a vivir y a ser feliz, y que además tiene una dignidad especialísima, no podemos dejar de considerar los efectos de la degradación ambiental, del actual modelo de desarrollo y de la cultura del descarte en la vida de las personas”. Desde el punto 43, encontramos un grave listado de causas y consecuencias, en las que se hace notar la injusticia social. Por ejemplo: “En algunos lugares, rurales y urbanos, la privatización de los espacios ha hecho que el acceso de los ciudadanos a zonas de particular belleza se vuelva difícil. En otros, se crean urbanizaciones « ecológicas » sólo al servicio de unos pocos, donde se procura evitar que otros entren a molestar una tranquilidad artificial. Suele encontrarse una ciudad bella y llena de espacios verdes bien cuidados en algunas áreas « seguras », pero no tanto en zonas menos visibles, donde viven los descartables de la sociedad”.

Otra causa que representa un grave peligro, y que el Papa destaca en si Encíclica, es la que sigue: “Es previsible que, ante el agotamiento de algunos recursos, se vaya creando un escenario favorable para nuevas guerras, disfrazadas detrás de nobles reivindicaciones. La guerra siempre produce daños graves al medio ambiente y a la riqueza cultural de las poblaciones, y los riesgos se agigantan cuando se piensa en las armas nucleares y en las armas biológicas”.

El documento de seis capítulos y 246 parágrafos, hace importantes propuestas, y termina con Espiritualidad y Educación Ecológica. Se puede leer completa en el siguiente link.

http://www.news.va/es/news/laudato-si-24-de-mayo-de-2015