Teresa García Ruiz.
Anunciación.- La declaratoria que se firmó entre los dos representantes de la Iglesia católica romana y ortodoxa consta de 30 puntos entre los que destacan el sentir de la necesidad de la colaboración entre los católicos y los ortodoxos que deben estar siempre preparados para responder a cualquiera que les pida razón de la esperanza.
En la declaratoria se mostraron conscientes de los muchos obstáculos que hay que superar y esperan que el encuentro contribuya a la obtención de la unidad mandada por Dios y por la que Cristo había rezado.
Dijeron estar esperanzados en que el encuentro inspire a los cristianos y a todo el mundo para invocar con el nuevo fervor al señor, orando sobre la plena unidad de todos sus discípulos.
Se plasma la firmeza en hacer todo lo necesario para superar las diferencias históricas heredadas y que se quiere reunir esfuerzos a fin de dar testimonio del Evangelio de Cristo y del Patrimonio común de la Iglesia del Primer Milenio, respondiendo conjuntamente a los desafíos del mundo moderno.
Aseguraron que su atención está dirigida hacia aquellas regiones del mundo donde los cristianos están sometidos a persecución. En muchos países de oriente medio y África del Norte, se exterminan familias completas de hermanos en Cristo. Hicieron un llamamiento a la comunidad internacional a tomar medidas inmediatas para evitar un mayor desplazamiento de los cristianos de oriente medio.
Invitaron a todas las partes que puedan estar involucradas en los conflictos un ferviente llamamiento para manifestar buena voluntad y llegar a la mesa de negociación y que al mismo tiempo es necesario que la comunidad internacional haga todos los esfuerzos posibles para poner fin al terrorismo mediante acciones comunes, conjuntas y sincronizadas.
Advirtieron que en esta época turbadora se necesita el diálogo interreligioso. Las diferencias en comprensión de las verdades religiosas no deben impedir que las personas de diversas religiones vivan en paz y armonía y que en este sentido lo líderes religiosos tienen una responsabilidad especial por la educación de su rebaño en el espíritu de respeto por las creencias de aquellos que pertenecen a otras tradiciones religiosas y que los intentos de justificar actos criminales por consignas religiosas son absolutamente inaceptables.