Eduardo González Chiu
Anunciación.- Personas de todas las edades acudieron al encuentro con el Papa Francisco en Insurgentes Sur, cerca de las instalaciones de la Nunciatura Apostólica, lugar donde S.S. Francisco pasó la primera de cinco noches. A partir del Metrobús Río Churubusco las calles lucían llenas. La gente lanzaba plegarias, rezaba y alguna que otra porra al primer Papa Latinoamericano que visita México.

Francisco salió en punto de las 8:45 de la mañana, como estaba pactado, con rumbo a Palacio Nacional, en su trayecto recibió todas las muestras de cariño de miles de personas. Playeras, globos, mantas, banderines, entre otros artículos que mostraban juntas las banderas del Vaticano y México.

Sonriente, contento, un día después de su llegada a este país, Papa Francisco, lanzó bendiciones a los asistentes, con el brazo derecho y siempre esbozando una sonrisa. A lo lejos se escuchaban los gritos de júbilo, señal de que Francisco se acercaba. Niños gritaban su nombre, sus papás buscaban el mejor lugar para que los infantes pudieran verlo.

Un instante de segundo duró su paso, el papamóvil circulaba a velocidad lenta para que los asistentes pudieran ver al máximo representante de la iglesia católica en el mundo.

Francisco avanzó lentamente, con mirada tierna, con esa misma mirada se perdió impartiendo su bendición entre la gente que incrédula gritaba de emoción.