Eduardo González Chiu
Anunciación.- Las pantallas que se instalaron dentro de la Basílica de Guadalupe, marcaban el inicio del recorrido del Papa Francisco, el destino el templo Mariano donde tendría una cita más con la gente que aguardaba su llegada en medio de gritos, porras, bendiciones, cantos, oraciones. En la Basílica el lugar de todos los mexicanos no entraba una persona más, accesos controlados, las personas cuidaban sus boletos como el tesoro mejor guardado y como recuerdo por haber asistido a la misa que oficiaría el Papa Francisco el sábado 13 de febrero del 2016 en la Basílica de Guadalupe, lugar que a diario recibe la visita de miles de peregrinos de todas las partes del mundo.
Al grito de “Francisco hermano, ya eres mexicano” S.S. recorría las calles de la Ciudad de México, ningún tramo sin personas, ninguna calle sin grito y ninguna esquina sin gritarle una plegaria.
En medio de aplausos y porras Francisco ingresó a la Basílica, sonriente, humilde, vistiendo túnica blanca. El júbilo estalló en llanto para muchos, en alegría para otros y en incredulidad en tantos.
Las campanas sonaron al mismo compás, anunciando la llegada de Francisco, miradas azoradas que buscaban atesorar el mejor ángulo de la visita de S.S.
A las 4.40 de la tarde, ingresó a la Basílica en el papamóvil donde hizo un recorrido por el atrio, posteriormente ingresó a la antigua basílica en donde se colocó la casulla para oficiar misa ante 35 mil personas. Caminó saludando a la gente que gritaba de júbilo, en punto de las 5:05 el Papa ingresó por el pasillo central del templo Mariano, la gente de pie le brindó un aplauso al grito de “Que viva el Papa”, “Viva Cristo Rey”, “Viva la Virgen de Guadalupe”, así dio inicio la celebración, mientras un coro conformado por más de 30 personas entonaba “La Guadalupana”.
San Juan Diego se hizo presente en las palabras del Papa Francisco, con una emotiva mirada terminando de leer las sagradas escrituras, fue montada una silla en el altar y habló un rato de frente a la venerada imagen de la Virgen de Guadalupe.
Se hizo de noche, las luces vivas no se querían perder ningún instante de este momento, el viento frío no pudo con miles de personas que agradecidas aplaudieron todas los gestos de amabilidad de Francisco.
El deseo del Papa se cumplió, por más de 15 minutos se reunió a solas con la Virgen de Guadalupe, conversó, charló y con paciencia Francisco se tomó un respiro, un momento para reflexionar.
Niños, jóvenes, adultos, generaciones reunidas con una sola misión, pasar una tarde inolvidable a lado del Papa Francisco.
Papa Francisco salió de la Basílica, con una sonrisa, con esa mirada de sorpresa ante tanta gente que convocó para verle aunque sea un segundo.