Anunciación.- El pequeño mundo en el que uno encuentra al nacer es el mismo en cualquier parte; todos deberíamos tener el derecho de crecer y desarrollarnos plenamente en ese espacio de protección, abrazados por el amor de nuestros seres queridos y echando raíces  en el lugar donde vimos la primera luz.    

Pero eso no es una realidad para todos los niños, niñas y adolescentes que por alguna circunstancia se ven en la necesidad de vivir en una casa hogar por el resto de su infancia. Los niños son seres indefensos que a pesar de su situación luchan para enfrentarse con cualquier dificultad para crecer día a día y no dejarse caer por cualquier obstáculo que se les ponga en el camino.
El calor de un hogar es lo más importante que se les puede brindar a los menores para que se sientan queridos por personas que los apoyan, trabajan y luchan por ellos para que se sientan en un hogar cálido y lleno de amor. No hay mayor sufrimiento para un menor que el verse imposibilitado para vivir en compañía de sus padres, hermanos, abuelos y tíos, ya sea por razones de violencia intrafamiliar, privación de la libertad de sus progenitores o, peor aún, por causa de extrema pobreza.
Es por ello que para formar un hogar para menores en situación vulnerable, hay que tener el corazón templado con el fuego de una gran vocación y misión altruista. Al fundar una Casa Hogar se crea un espacio donde es posible brindarles el cariño que en sus hogares les fue negado. Así mismo hacerlos sentir que hay gente que los quiere que se preocupan por ellos y que cuentan con una familia para cualquier problema.
Este es el espíritu que anima a Casa Hogar San Miguel Arcángel, I.A.P. ubicada en Tlalnepantla, Estado de México y que se encuentra legalmente constituida ante la JAPEM desde 1996, con la misión de ayudar y proteger a los niños que han sido expulsados de sus hogares por maltrato, abandono, abuso o pérdida y de igual manera brindarles protección para evitar su integración a la calle, todo ello bajo la premisa de darles un espacio seguro y un ambiente familiar cálido.
No podemos ser ciegos, existen niños que sin necesidad de ser de la calle reciben maltrato físico y psicológico; hoy somos responsables del futuro de cada niño, sean nuestros o sean de la vida, ellos pueden también ser los responsables de nuestra felicidad, porque los niños son sinónimo de alegría en un hogar sino pregúnteselo a quienes por más que lo quieran no pueden disfrutar de esa dicha. Por eso es que luchamos para hacerlos sentir unos niños amados.
Pensando en que las raíces que estos niños buscan y no han encontrado en su familia las tengan en una Casa Hogar, pero sin dejar de lado el que al hablar de amar y proteger nos referimos a corregir y educar, utilizando al amor como una forma más de aprendizaje, para que el calor de su hogar interior, el que se encuentra en sus corazones, sea alimentado por los valores y el cariño que reciben.

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