Si el fenómeno del hijo único cundiese en innumerables matrimonios, a nivel nacional, y por unos años, pronto presenciaríamos una inmigración masiva de extranjeros, que vendrían a ocupar los puestos vacíos de trabajo.
Hay una medida sencilla y fuerte sobre la que apoyar las relaciones y la vida de familia: la comida. Si quieren tener éxito en su vida de familia recomendaría a los padres que realicen el mayor número de comidas en familia, si es posible una cada día.
Es importante tener claro que el noviazgo es una etapa de conocimiento mutuo, que su tiempo de duración es variable, que puede terminar y por el contrario el matrimonio es permanente, indisoluble y exige en sí mismo la unidad y por lo tanto la fidelidad, así como la procreación de los hijos y por último el bien mutuo.
Se debe apreciar a todos los integrantes de una familia y quererlos de todo corazón. En ese ejercicio cotidiano, hay que aprender a perdonar, comprender y disculpar. Esto se dice fácil, pero en muchas ocasiones, hay que hacer un esfuerzo particular para lograr ese objetivo.
La fidelidad en un matrimonio se forja en lo que parece pequeño y en lo grande para enfrentar y solucionar las situaciones difíciles. Caso similar es como cuando se inicia una empresa, o cuando un joven recién egresado de la universidad en una profesión determinada, se enfrentan a situaciones difíciles, problemas, contradicciones. Son, podríamos decir, “la sal de la vida”.