ALEGRÍA Y DIFICULTADES DEL CAMINO

10 agosto, 2021

Desechemos las ideas imposibles. Ya lucharemos contra ellas cuando se nos presenten. No fabriquemos montañas inaccesibles en nuestra imaginación cuando queramos conseguir algo valioso. Esas montañas son granitos de arena, que superaremos más o menos fácilmente, si nuestra visión de la vida es positiva.

No nos compliquemos la vida pensando en miserias futuras, cuando lo que pretendemos son cosas buenas.

La experiencia demuestra que muchos males o problemas sin solución: nunca ocurrieron: y toda la energía y tiempo empleada para prepararnos para tal confrontación, resultaron inútiles. La desesperanza –entre otras cosas- se puede exteriorizar en una desgana por el trabajo, etc.

Es imprescindible considerar el sentido positivo de que nada de lo que hacemos se pierde. Tampoco nos compliquemos la vida pensando en miserias pasadas negativas, pensando que la experiencia futura así será. Jamás aceptar la mística de los “ojalás”. Hemos de atenernos a la realidad más material e in mediata, lo que no quiere decir –en ningún caso- que no planeemos el futuro. Lo verdaderamente importante es el cumplimiento de nuestro deber de cada instante.

Este presente es el que tenemos que dominar, con nuestra voluntad y lucha, con alegría genuina y auténtica.

Quien se preocupa demasiado por el pasado o por el futuro, cae en la mentalidad enfermiza de examinar la cadena de sus fracasos o dificultades aún por resolver, perdiendo la alegría.

Es preciso luchar para conseguir vivir la alegría y para alcanzarla batallar para vivir la esperanza. Vivir primero la esperanza humana: no seamos aguafiestas, intentemos ser positivos.

Todos buscamos a Dios, pero si nos cansamos en la búsqueda, no podemos cambiarle por una tontería. La vida no es un camino insoportable, que conduce solo a la muerte sin sentido. La muerte es solo un cambio de casa. No es raro que se caiga en la tristeza, cuando se pierde la alegría de vivir.

La única forma de ser positivo es rectificando nuestra intención, en todos nuestros actos. El camino: buscar a Dios en las tareas cotidianas.

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